Este domingo, un ataque aéreo israelí contra un edificio en el distrito de Ras al-Nabaa en Beirut ha resultado en la muerte de Mohammad Afif, jefe de prensa de Hezbollah. Además, el ataque ha dejado tres personas heridas, según fuentes oficiales libanesas. El bombardeo se produjo en una zona densamente poblada, donde se habían refugiado desplazados por los bombardeos israelíes previos. El objetivo del ataque, según el Partido Árabe Socialista Baaz, “era silenciar la voz mediática de la resistencia libanesa”, ya que Afif no estaba involucrado directamente en el conflicto armado, sino en la gestión de la unidad mediática de Hezbollah.
El Ministerio de Salud libanés confirmó que, además de la muerte de Afif, el ataque dejó varios heridos, y las fuerzas policiales tuvieron que intervenir para evitar que multitudes se acercaran al lugar. Este ataque forma parte de una serie de bombardeos israelíes en Beirut, que también han afectado otros objetivos vinculados a Hezbollah, y que en conjunto suman al menos 50 bombardeos contra sus instalaciones en la ciudad, según las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF).
Ese mismo día, los ataques israelíes no se limitaron a Beirut, sino que también afectaron el sur del Líbano y Gaza, dejando al menos 16 muertos en el sur del Líbano, y más de 70 víctimas en Gaza, incluidos civiles palestinos. La escalada de violencia ha intensificado las tensiones en la región, mientras figuras internacionales como el Papa Francisco han sugerido “la necesidad de una investigación sobre la posibilidad de un genocidio contra el pueblo palestino” debido a la brutalidad de la campaña israelí en curso en Gaza.
