El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha reconocido este martes al opositor fugitivo Edmundo González Urrutia como “presidente electo” de la República Bolivariana de Venezuela. Los estadounidenses consideran que González Urrutia “ganó las elecciones” del 28 de julio de 2024.
Aunque la Administración de Joe Biden ya había reconocido a González Urrutia como ganador de los comicios en agosto, este es el primer reconocimiento oficial como presidente electo. González, quien se encuentra actualmente en el fugado en el Estado español, agradeció el gesto y lo interpretó como un respaldo.
Por su parte, el gobierno de Nicolás Maduro rechazó esta declaración de Estados Unidos. El canciller venezolano, Yván Gil, respondió con duras palabras hacia Blinken, sugiriendo que debería reflexionar sobre los “fracasos” de su administración antes de “escribir sus memorias”. Además, el presidente de la Asamblea venezolana, Jorge Rodríguez, anunció que se promoverá una ley para inhabilitar de por vida a quienes promuevan sanciones contra el país, acusándolos de “traición a la patria”.
González Urrutia, quien huyó de Venezuela en septiembre y solicitó asilo político, enfrenta cargos en su país por desobediencia a las leyes y otros delitos como usurpación de funciones y conspiración, tras la publicación de supuestas actas electorales que indicaban su supuesta victoria en las elecciones. A pesar de la proclamación oficial de Nicolás Maduro como vencedor por parte del Tribunal Supremo de Venezuela, varios países, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, no reconocieron los resultados.
En cuanto a su regreso, González Urrutia ha afirmado que planea regresar a Venezuela el 10 de enero de 2025, cuando comienza el nuevo período presidencial, con la intención de asumir el cargo como “presidente electo”.
¿Quién es González Urrutia?
De acuerdo con las declaraciones que hizo el sacerdote católico colombiano de izquierdas Ramiro Arango Escobar en redes sociales en septiembre, el candidato a la presidencia de Venezuela dirigió escuadrones de la muerte en El Salvador cuando era el segundo al cargo de la Embajada de Venezuela en el país en los años 80, junto al embajador Leopoldo Castillo.
Arango recordaba que pueblo salvadoreño rebautizó a González Urrutia con el sobrenombre “Matacuras”. Varias figuras de América Latina señalan que entre 1979 y 1985, como parte del Plan Cóndor de EEUU en El Salvador contra las fuerzas del FMLN, González fue responsable directo de miles de asesinatos. La misión del embajador Castillo y de Edmundo González fue, recuerda el portal Cubainformación, el de “agentes de muerte”.
Pero la responsabilidad de Urrutia en los hechos mencionados no solo es reconocido por sus rivales, sino por sus propios aliados. En documentos desclasificados de la CIA en febrero de 2009, el superior de González apareció mencionado como “corresponsable de los servicios de inteligencia que coordinaron, financiaron y dieron la orden para la ejecución de la Operación Centauro”, que consistió en una serie de acciones violentas del ejército salvadoreño y los “escuadrones de la muerte” para eliminar físicamente a las comunidades religiosas congregadas en torno a la teología de la liberación.
En los años en que la embajada estuvo a cargo de Castillo y González, el ejército y los escuadrones dejaron un saldo de 13.194 civiles asesinados, entre ellos San Oscar Arnulfo Romero, cuatro monjas Maryknoll y los sacerdotes Rafael Palacios, Alirio Macias, Francisco Cosme, Jesús Cáceres y Manuel Reyes. Y aunque ya no estaba en la función diplomático, aún se desempeñaba como asesor de las estructuras de inteligencia —comúnmente conocidas en El Salvador con el nombre Pentagonito—, cuando fueron asesinados los seis jesuitas y las dos trabajadoras el 16 de noviembre de 1989. Los crímenes respaldados por la gestión de Leopoldo Castillo y colaboradores como Edmundo González son considerados como “crímenes de lesa humanidad” en el Derecho Internacional y, por tanto, imprescriptibles.