Estados Unidos ha aprobado este miércoles un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania valorado en 275 millones de dólares, que incluye equipos de protección nuclear. No se incluyen aún las prohibidas minas antipersona, previamente autorizadas por el gabinete de Biden. Esta decisión llega en un momento crítico, marcado por una intensificación de los ataques de Ucrania contra objetivos rusos en Kursk y Bryansk con misiles proporcionados por sus aliados occidentales, misiles que amenazan con atacar en una profundidad estratégica aún mayor dentro de Rusia.
El aumento de la tensión ha generado alarma internacional. Embajadas de del Estado español, EEUU, Canadá, Italia, Portugal y Grecia han cerrado temporalmente en Kiev, instando a sus empleados a “extremar la seguridad ante la amenaza de un ataque aéreo de gran magnitud”. Esta escalada ocurre después de la autorización occidental que recibió Kiev para atacar a Rusia con misiles de largo alcance, dos ataques ucranianos de ese tipo consumados y el anuncio del presidente ruso, Vladímir Putin, quien ha reducido el umbral para un ataque nuclear en respuesta, aumentando las tensiones entre Rusia y Occidente a niveles no vistos en décadas.
Mientras Washington continúa apostando por un apoyo militar masivo, voces críticas advierten sobre el peligro de prolongar una guerra que ha cumplido ya 1.001 días. La posibilidad de un conflicto más amplio y el riesgo de confrontación nuclear destacan la urgencia de una solución diplomática que en este momento parece estar cada vez más lejana que nunca.