Este viernes 22 de noviembre, se produjo un enfrentamiento en la zona boscosa de Sukma, en Chhattisgarh (India), donde tres mujeres y siete hombres fueron asesinados durante una operación de las fuerzas armadas indias contra el Partido Comunista de la India (Maoísta). El tiroteo, que se prolongó durante casi 90 minutos, tuvo lugar en la región de Bheji, cerca de la frontera con Odisha. En el incidente falleció Madkam Masa, responsable del 4º pelotón del Ejército Guerrillero de Liberación Popular (PLGA), el ala armada del movimiento comunista, más conocido como Naxalita.
Este ataque se enmarca en una serie de operaciones de contrainsurgencia en la región, y eleva a 207 el número de miembros del movimiento asesinados en Chhattisgarh solo en lo que va de año. Además, las autoridades han reportado que han arrestado a 787 insurgentes, y reportan haber confiscado 262 armas del PLGA en 2024. Si se tomara en cuenta la India en su totalidad, es muy probable que las cifras globales del año sean más altas.
El intercambio de fuego comenzó alrededor de las 9 de la mañana y duró 90 minutos. El objetivo de la operación llevada a cabo por las fuerzas armadas era eliminar a varios de los comandantes más importantes del PLGA que, según informaciones de inteligencia, se encontraban en las colinas forestales de la región de Sukma, cerca de las aldeas de Korajguda, Dantewada, Nagaram y Bhandarpadar.
Junto con Madkam Masa, los soldados abatieron a Lakhma Madvi, miembro del comité de área; sobre ambos recaían recompensas por captura equivalentes a 8.800 y 2.200 euros, respectivamente. Otros de los fallecidos eran familiares y guardias de Masa, quienes también formaban parte del grupo armado. La identidad de otros cuatro miembros muertos aún no ha sido confirmada.
Este ataque se produjo un día después de que el jefe de gobierno de Chhattisgarh, Vishnu Deo Sai, se reuniera con el Ministro del Interior indio, Amit Shah, y le informara sobre “los progresos hacia el objetivo de declarar a Chhattisgarh libre de Naxalitas” para marzo de 2026. Tras la operación, varios miembros de las fuerzas de armadas fueron grabados celebrando los asesinatos con bailes, una escena que ha generado polémica en redes sociales.
Mientras Nueva Delhi sigue creyendo en la fuerza de las armas para sofocar esta cuestión, organizaciones de derechos humanos y analistas internacionales continúan cuestionando la respuesta del Estado indio a este conflicto, que sigue sumergido en una de las luchas más prolongadas y complejas del país. Según cifras oficiales, solo entre 1996 y 2018, murieron entre 12.000 y 14.000 personas en toda la India a raíz de este enfrentamiento, entre los que se incluyen 6.000-8.000 civiles, 2.000-3.000 efectivos de las fuerzas del orden y 3.000-4.000 insurgentes.
Naxalismo
El Naxalismo en India es una insurgencia de insipiración maoísta creada en 1967, impulsada por luchas campesinas y resistencias de comunidades tribales contra la opresión y la desigualdad social, económica y política. Esta lucha se ha intensificado debido a la falta de acceso a recursos, tierras y servicios básicos en zonas rurales y tribales, exacerbada por los intereses corporativos y los desplazamientos forzados causados por “proyectos de desarrollo”. En consecuencia, el Naxalismo se ha consolidado como un movimiento de gran envergadura y complejidad, especialmente presente en las zonas rurales y tribales del país, donde ha logrado movilizar a miles de campesinos y trabajadores marginados. Aunque su capacidad militar se ha visto mermada debido a la represión estatal, el PLGA sigue activo con presencia en vastas áreas como el “Cinturón Rojo”. Aunque el gobierno indio mantiene una postura represiva, eliminando a muchos insurgentes, el conflicto persiste desde hace décadas debido a la falta de soluciones políticas que aborden las causas estructurales del problema.
