Rusia ha anunciado este viernes más pruebas de combate con su misil hipersónico experimental Oreshnik, que fue utilizado contra Ucrania el jueves pasado. Este arma puede tiene una velocidad inalcanzable para los radares ucranianos, de hasta diez veces la del sonido, y un alcance de 5.500 kilómetros, según expertos. Además, puede portar ojivas nucleares o convencionales, lo que aumenta su amenaza estratégica. En respuesta, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha solicitado a sus aliados sistemas de defensa aérea actualizados para enfrentar este nuevo desafío.
El lanzamiento del Oreshnik ha generado reacciones internacionales. El canciller alemán Olaf Scholz calificó su uso como una “terrible escalada”, mientras que el primer ministro polaco Donald Tusk advirtió sobre el peligro de un conflicto global. Por su parte, China pidió calma y moderación, pero Zelensky criticó duramente a los países que “instan a la contención sin condenar las acciones de Rusia”. Estas tensiones han llevado a la OTAN y Ucrania a convocar una reunión de emergencia el próximo martes.
En el frente, las fuerzas rusas capturaron la localidad de Novodmytrivka en Donetsk, mientras continúan avanzando lentamente en la región. Además, el Pentágono volvió a afirmar que miles de soldados norcoreanos podrían unirse a las tropas rusas en combate en Kursk de forma inmediata, pero aún sigue sin confirmarse su presencia en el frente. Paralelamente, un ataque con drones en la región ucraniana de Sumy dejó dos muertos y doce heridos. Ante este panorama, líderes como el primer ministro húngaro Viktor Orban han instado a “tomar en serio las amenazas militares de Rusia”, que continúa reforzando su posición con armamento avanzadas.