Robert Bosch, el mayor proveedor mundial de repuestos automotrices, ha anunciado que reducirá las horas laborales y los salarios de aproximadamente 10.000 empleados en Alemania. Los trabajadores afectados, que en su mayoría tienen contratos de 38 o 40 horas semanales, verán ajustada su jornada a 35 horas. Esta medida amplía los recortes anunciados recientemente, que incluyen la eliminación de 5.550 puestos de trabajo en su división de movilidad. La decisión responde, según la patronal, “a la débil demanda y a la creciente competencia de fabricantes chinos en el sector automotriz”, que atraviesa una transformación hacia la electrificación.
La desaceleración del sector también ha impactado a otros gigantes alemanes como Volkswagen y Mercedes-Benz. Volkswagen enfrenta ya disputas laborales por sus planes de cerrar plantas en el país, mientras que Mercedes ha prometido aplicar recortes de costos más agresivos. Estas medidas dan fe de la presión que enfrentan los fabricantes tradicionales para adaptarse a un mercado cada vez más dominado por vehículos eléctricos y nuevos competidores. Bosch se encuentra en el epicentro de esta crisis, intentando equilibrar la sostenibilidad financiera con la “necesidad de transformación tecnológica”.
Mientras tanto, Volvo Cars se destaca por sus resultados positivos en Europa por el momento, con un crecimiento significativo en la venta de vehículos electrificados. Más del 65% de sus coches vendidos en la región son eléctricos o híbridos enchufables, marcando un contraste con las dificultades de los fabricantes alemanes. Este escenario subraya el desafío de Bosch y sus homólogos en Alemania para avanzar hacia soluciones eléctricas mientras enfrentan una creciente competencia internacional y despidos en sus operaciones tradicionales.