Corea del Sur ha vivido su peor tragedia aérea este domingo, cuando un Boeing 737-800 de la aerolínea Jeju Air se estrelló al intentar aterrizar en el aeropuerto de Muan, dejando 179 muertos y tan solo dos supervivientes. El avión, que había despegado en Bangkok (Tailandia), perdió el control y aterrizó sin desplegar el tren de aterrizaje ni activar los sistemas de frenado, chocando contra un muro al final de la pista. El accidente ha generado una fuerte conmoción en el país asiático, especialmente por la gran cantidad de víctimas surcoreanas, en su mayoría personas que regresaban de vacaciones familiares.
Las autoridades y expertos en aviación investigan las causas del desastre. A pesar de una alerta de riesgo aviario y la presencia de llamas en uno de los motores del avión antes del impacto, los expertos consideran en The Korea Times que el fallo de uno de los motores “no debería haber afectado el funcionamiento de los sistemas de emergencia”. Las cajas negras han sido recuperadas, pero se espera que la investigación sea larga y compleja, pues la grabadora de datos sufrió daños.
La tragedia ha provocado la reacción del presidente interino, Choi Sang Mok, quien ha declarado el condado de Muan como “zona especial afectada por el desastre” y ha ordenado siete días de luto nacional. El accidente llega en medio de un clima de polarización política por la polémica tras el intento de autogolpe de estado por parte del presidente Yoon Suk-yeol y su posterior destitución. La tragedia podría tener repercusiones a nivel electoral, mientras el país se enfrenta a los desafíos de la investigación y el luto nacional.
