Tras el reciente acuerdo de alto el fuego, más de medio millón de palestinos han regresado al norte de Gaza, donde las ciudades, antes vibrantes, se han convertido en “paisajes tóxicos”. Según reporta Al Jazeera, la ciudad de Gaza enfrenta graves problemas de infraestructura, como la falta de agua potable y electricidad. “Han quedado sorprendidos por lo que han encontrado”, afirmó Tess Ingram de UNICEF. Muchos habían esperado que sus hogares y barrios estuvieran intactos, pero al regresar se encontraron con una devastación generalizada.
Las calles de Gaza City están cubiertas de basura, lo que representa un riesgo para la salud pública. “La acumulación de desechos cerca de hospitales plantea graves riesgos sanitarios”, advirtió Amin al-Alia, enfermero del hospital Ahli. El brote de enfermedades y epidemias es una de las principales preocupaciones, con la falta de servicios básicos como atención médica y agua potable complicando aún más la situación. “Este lugar se ha vuelto tan aterrador como un bosque encantado”, comentó Majid Bassam, dueño de una tienda local.
La situación en Gaza se ve agravada por condiciones climáticas extremas, como fuertes lluvias y vientos, que han dificultado aún más las labores de ayuda. Algunos desplazados, sin refugio adecuado, han tenido que encender fuegos dentro de edificios destruidos para calentarse. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado el sufrimiento de los habitantes de Gaza como “más allá de la comprensión”, subrayando la urgente necesidad de asistencia humanitaria.
