El pasado 28 de febrero, durante una huelga general que paralizó Grecia en conmemoración del segundo aniversario del accidente ferroviario de Tempi, veinticinco miembros del colectivo anarquista Rouvikonas fueron detenidos tras ocupar la planta superior de la sede de Hellenic Train en Atenas. La protesta buscaba llamar la atención sobre la seguridad ferroviaria y exigir responsabilidades por el accidente que en 2023 causó 57 muertes.
El primer ministro Kyriakos Mitsotakis reconoció que “el accidente fue causado por un error humano y un mantenimiento deficiente”, lo que aumentó la indignación pública y llevó a manifestaciones en todo el país que culminaron en una huelga general histórica que movilizó en las calles a casi dos millones de personas y que paralizó toda la economía del país. En respuesta a las protestas, las autoridades griegas se han visto obligadas a reforzar la vigilancia en instalaciones críticas y estarían “evaluando medidas para mejorar la infraestructura ferroviaria”.
Diversas organizaciones sindicales y políticas han exigido que los responsables de la tragedia sean castigados sin importar su cargo. La presión ejercida desde las calles está siendo grande, donde una mayoría social pide una investigación exhaustiva y reformas en el sistema de transporte. Mientras tanto, los veinticinco militantes anarquistas permanecen bajo custodia, aguardando juicio por su participación en las protestas.