El Gobierno chino ha anunciado que aplicará un arancel del 34% a todas las importaciones provenientes de Estados Unidos a partir del 10 de abril de 2025. La decisión es una respuesta directa a las restricciones comerciales impuestas por el presidente estadounidense, Donald Trump, el pasado 2 de abril. Según el Ministerio de Finanzas de China, estas medidas estadounidenses son “incompatibles con las normas del comercio internacional” y afectan gravemente los intereses del país asiático.
Además del incremento arancelario, China ha elevado la tensión comercial al presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), alegando que las restricciones de EEUU vulneran las reglas del comercio global.
En paralelo, el Ministerio de Comercio de China ha añadido a 16 empresas estadounidenses a su lista de control de exportaciones, limitando su acceso a productos y tecnologías estratégicas. Entre las represalias, también se incluyen restricciones sobre la exportación de tierras raras, esenciales para la fabricación de productos electrónicos y equipos industriales.
Este nuevo capítulo en la guerra comercial entre China y EEUU aumenta la tensión en los mercados internacionales. Mientras la administración Trump argumenta que sus políticas buscan “proteger la industria estadounidense”, China sostiene que está actuando en “defensa de sus derechos económicos”. La evolución del conflicto dependerá de posibles negociaciones entre ambas potencias y de la reacción de otros países afectados por la escalada arancelaria.
