Los Estados Unidos de América y Japón llevan a cabo el ejercicio militar Resolute Force Pacific 2025, que se extenderá hasta el 4 de agosto y es descrito como la mayor maniobra aérea en el Indo-Pacífico desde la Guerra Fría. La operación incluye la participación de más de 12.000 efectivos y alrededor de 350 aeronaves desplegadas en bases de Hawái, Guam, Japón y en el espacio aéreo internacional.
Este ejercicio busca, en palabras de sus impulsores recogidas por el South China Morning Post, “mejorar la interoperabilidad entre las fuerzas armadas estadounidenses y sus aliados regionales, preparándose para posibles escenarios de conflicto en una zona estratégicamente crucial”.
La escala y naturaleza del evento han provocado protestas diplomáticas por parte de Rusia, que alerta sobre la cercanía de las áreas de entrenamiento militar a sus fronteras en el Lejano Oriente, calificando estas maniobras como “preparativos para un posible conflicto armado”.
Pekín también ha comentado los ejercicios, considerándolos “un aumento sin precedentes de la actividad militar estadounidense en el Pacífico” y “una prueba real de nuevas tácticas como el Agile Combat Employment” —una señal del fortalecimiento de la estrategia de EE.UU. en la región indo-pacífica—. El coronel Zhang Xiaogang, portavoz del Ministerio de Defensa de China, declaró ante Global Times que “el Océano Pacífico debería ser un mar de paz, no un lugar para generar conflictos”
Japón, por su parte, defiende su participación señalando “la necesidad de fortalecer su defensa ante la creciente militarización de la región por parte de China y Rusia”. Todas estas tensiones se enmarcan en un contexto de competencia estratégica acelerada entre grandes potencias en el Indo-Pacífico.
Resolute Force Pacific 2025 se ejecuta en proximidad temporal a otros ejercicios en la región, como las maniobras conjuntas Joint Sea 2025, recientemente anunciadas por China y Rusia, así como el ejercicio multinacional liderado por Australia Talisman Sabre 2025, las mayores maniobras militares de su historia.
Estos movimientos evidencian la creciente militarización y rivalidad geopolítica en el Pacífico, con una marcada presencia de grandes potencias que buscan proyectar fuerza y consolidar alianzas en un escenario de alta inestabilidad regional.