El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, calificó de “mentira abyecta” la declaración de hambruna en Gaza hecha por la Organización de las Naciones Unidas, a la que tildó de “organización islamista”. El primer ministro de la entidad colonial genocida denunció una supuesta "campaña de propaganda" dirigida a "obstaculizar sus planes de restablecer la paz en Oriente Medio", y afirmó que el pueblo palestino "no sufre falta de alimentos", sino que simplemente es “demasiado difícil para ellos aprovecharlos”.

Con tono sarcástico, el jefe del Gobierno israelí propuso “darles ideas de recetas para preparar con piedras y arena”, “alimentos ricos en oligoelementos como hierro y magnesio, perfectos para ensaladas de escombros” o “crujientes de tierra”. Para mostrar su “buena fe”, el primer ministro israelí se comprometió a destruir los edificios en pie “en el menor tiempo posible”.

En contraste, la ONU ha declarado oficialmente la hambruna en Gaza, calificándola como “un fracaso de la humanidad” y un crimen de guerra, debido a la inanición generalizada y la falta extrema de alimentos que enfrentan más de medio millón de personas en la Franja. Las agencias de Naciones Unidas recuerdan que la crisis es producto del bloqueo deliberado de la entidad sionista, que impide la entrada de ayuda humanitaria esencial.

La situación se agrava con la falta de suministro adecuado y la acumulación de alimentos en las fronteras debido a la obstrucción israelí, lo que ha llevado a una hambruna “a pocos cientos de metros de la comida, en una tierra fértil”, según denuncian expertos humanitarios. La proliferación de esta crisis alimentaria sin precedentes amenaza con extenderse en las próximas semanas a otras regiones de Gaza, aumentando la inseguridad alimentaria y la mortalidad por inanición en medio del genocidio perpetrado por el Estado de Israel.