El periodista Alexander Takhtay fue encontrado muerto el 7 de septiembre en su apartamento de Sumy, según medios locales y regionales. Takhtay, exdirector de Yampolsky Krai, se había destacado en redes por denunciar la corrupción endémica en Ucrania y criticar abiertamente la acción de la policía y del SBU, el servicio de inteligencia ucraniano. Apenas un mes antes, denunció públicamente episodios de violencia: “dispararon a las ventanas de mi casa y lanzaron una granada de humo; señalo a la SBU y un oficial de reserva como responsables”. La policía abrió una "investigación formal" por lo que en los países del Este de Europa se tipifica como “hooliganismo”, pero The Other Ukraine asegura que no se habrían reportado detenciones.

Su muerte se produce tras una serie de amenazas directas y reiteradas campañas de acoso documentadas en sus publicaciones. Organizaciones de periodistas han exigido una investigación independiente y garantías que permitan esclarecer las causas y eventuales implicaciones institucionales en el hecho. El cuerpo fue enviado a medicina forense para realizar la autopsia y "determinar oficialmente la causa de la muerte", mientras la prensa occidental guarda silencio, a pesar de que el periodista ya había advertido en sus últimos escritos que temía por su vida.

A pesar de la gravedad del caso y del historial de violencia contra periodistas disidentes en Ucrania, los principales medios nacionales optan por ocultar o minimizar el suceso en la cobertura informativa. Activistas sociales y defensores de la libertad de prensa insisten en que la protección de periodistas y la transparencia institucional son esenciales en países donde se denuncian recurrentemente abusos, amenazas y censura a quienes investigan la corrupción y la represión política.