Comienza en Belfast el juicio contra el único soldado británico acusado por los asesinatos del 'Bloody Sunday'
El soldado F. enfrenta cargos por el asesinato de dos civiles y cinco intentos de asesinato durante la masacre de Derry en 1972, que marcó tres décadas de lucha de liberación nacional en Irlanda del Norte.

El juicio contra el antiguo paracaidista británico conocido como soldado F comenzó este lunes en el Tribunal de la Corona de Belfast (Irlanda), más de 50 años después de que su regimiento abriera fuego contra manifestantes desarmados en Derry que reclamaban derechos civiles para los irlandeses, en los sucesos que se conocen como Bloody Sunday (Domingo Sangriento). El exmilitar acusado está imputado por el asesinato de James Wray y William McKinney, así como por el intento de asesinato de cinco civiles más durante la marcha de derechos civiles del aquel 30 de enero de 1972.
La masacre, que dejó 13 irlandeses asesinados y un daño físico y psicológico persistente en decenas de personas más, fue un punto de inflexión que desencadenó un ciclo de tres décadas de lucha de liberación nacional armada en Irlanda del Norte, de la mano de las distintas facciones del IRA (Ejército Republicano Irlandés). El conflicto armado, popularmente conocido como The Troubles, ha sido el mayor enfrentamiento de Europa occidental desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con casi 4.000 muertos, más de 47.000 heridos y más de 10.000 presos políticos republicanos en total.
El caso del Bloody Sunday se celebra sin jurado, 27 años después de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 que clausuraron el conflicto en falso. El soldado F mantiene su identidad oculta bajo orden judicial, sentado en el banquillo tras una cortina negra que lo protege de la vista de familiares de las víctimas.
En la apertura del juicio el fiscal Louis Mably señaló que el tiroteo fue “innecesario y gratuito” y que los civiles abatidos no representaban ninguna amenaza. Además, denunció que los soldados tergiversaron los hechos afirmando falsamente que las víctimas portaban armas, algo que los informes y testimonios han desmentido reiteradamente. Tres de los heridos serán testigos en las próximas semanas mientras que el caso se va desarrollando en la corte.
Para las familias, el proceso judicial es una parte importante de 53 años de lucha. John McKinney, hermano de una de las víctimas, declaró que “todo lo logrado ha sido fruto del compromiso y la determinación para no rendirse”, y que aunque recuerdan que el juicio es tan solo un paso, “están en el lado correcto de la historia”. Se espera que el proceso dure dure varias semanas, con un intenso seguimiento mediático y social.