El 25 de abril, durante un acto de "memoria democrática" en la sede del PSOE en Santander (Cantabria), se colocaron dos botellas caseras que explotaron sin causar daños personales. En una de ellas se leía la frase “Frente a las mentiras revanchistas. PSOE = Satanás”. La semana pasada, la Policía Nacional española detuvo a dos jóvenes presuntos autores, uno de ellos hijo de Carmen Pérez, alcaldesa de Santa Cruz de Bezana y líder del PP en coalición con Vox. Ambos declararon ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Santander y quedaron en libertad sin medidas cautelares bajo secreto de sumario "para no entorpecer la investigación en curso".

La alcaldesa Carmen Pérez ha expresado “profundo dolor” por los hechos y ha "condenado enérgicamente cualquier acto de violencia", reiterando que si su hijo está implicado, y "debe asumir la responsabilidad legal como cualquier ciudadano". Ha pedido "respeto" para el proceso judicial y que estos hechos "no se incluyan en debates políticos ni afecten su labor institucional".

A pesar del del suceso, el juez ha decretado secreto sobre las actuaciones "para preservar la investigación", que continúa abierta sin detalles adicionales. Los hechos, el transcurso de la comparecencia judicial y la liberación sin medidas cautelares subrayan la impunidad de la que gozan determinados sectores para ejecer la violencia política. Observadores críticos se preguntan que sucedería si el que coloca un artefacto explosivo en un acto del PP o Vox fuera un antifascista.