Madrid inaugura una nueva Iglesia evangélica cada cuatro días
La Comunidad de Madrid suma 1.187 templos evangélicos, 2,5 por cada parroquia católica, en un auge silencioso del fundamentalismo que pasa bajo radar de los pánicos morales.

La Comunidad de Madrid ha experimentado durante los últimos cinco años una aceleración notable en el crecimiento de templos evangélicos, pasando de 732 a 1.187, un promedio de un nuevo templo cada cuatro días. Esta realidad ha invertido la tradicional proporción con respecto a las parroquias católicas que se mantienen estables en 481, generando un escenario en el que existen 2,5 templos evangélicos por cada parroquia católica en la región, según cifras oficiales del Observatorio del Pluralismo Religioso.
Este fenómeno, lejos de generar un debate público amplio o incluso pánicos morales y odio como en el caso del Islam, ha transitado mayoritariamente por canales discretos, mientras las iglesias evangélicas pentecostales, muchas de origen latinoamericano, buscan ganar influencia principalmente en barrios con alta población migrante y con menor acceso a servicios públicos. Sus prácticas incluyen promesas de sanación, bendiciones y prosperidad, y una restauración de la familia, además de asumir roles sociales informales, como la "ayuda mutua" y el "acompañamiento comunitario".
Sin embargo, algunos estudiosos llaman la atención sobre las prácticas sectarias y peligrosas como las "terapias de reconversión" de la homosexualidad detectadas en varias iglesias neopentecostales, así como la creación de redes de poder económico dentro de algunas congregaciones, denunciando sutiles operaciones de propaganda para captar fieles vulnerables a través de "eventos de milagros y curaciones".
Además, historiadores alertan del papel histórico de las congregaciones evangelistas apoyadas y financiadas desde Washington para velar por sus intereses imperialistas neocoloniales en Latinoamérica, como contrapeso a las corrientes progresistas y revolucionarias como la teología de la liberación católica que emergían del cristianismo en la región durante la Guerra Fría.
A pesar del crecimiento visible en Madrid, el auge evangélico no genera respuestas sociales, ni parece indignar a sectores que tan preocupados parecen por supuestas "invasiones culturales", como sucede con los mensajes alarmistas fascistas sobre la "islamización de Europa". La expansión silenciosa y estratégica de estos templos plantea interrogantes sobre su influencia social y política creciente, especialmente en un contexto donde partidos como el PP y Vox buscan un caladero de votos en las comunidades cristianas emergentes y la extrema derecha latinoamericana. La concentración territorial de estas iglesias en zonas como Carabanchel, denominada “milla de oro evangélica”, evidencia un proceso de consolidación que supera el ámbito exclusivamente espiritual para incidir en dinámicas comunitarias, culturales, económicas y políticas.