El jueves pasado, cerca de un millar de personas encabezadas por un grupo de trabajadores migrantes realizaron una movilización inédita en Zaragoza (Aragón) para reclamar una solución urgente al sinhogarismo y la dignidad de quienes sobreviven en la calle. Bajo el lema Soluciones al sinhogarismo. Por la dignidad de todas las personas, la marcha partió del Centro de Historias y cruzó el barrio hasta la plaza del Pilar, con pancartas que decían La calle no es hogar, queremos dignidad y El abandono no es una política. Participaron varias personas migrantes y sin hogar del entorno de parque Bruil, respaldados por asociaciones vecinales y movimientos sociales, que exigieron el fin de la criminalización de la pobreza y la exclusión.

El detonante es la insostenible situación de entre 40 y 100 personas, mayoritariamente jóvenes migrantes y solicitantes de asilo o empleo, que se ven obligados a malvivir en chabolas y bancos del parque Bruil y su entorno, sin acceso a vivienda ni recursos básicos.

Un manifiesto leído en la plaza del Pilar señaló a la Administración, Ayuntamiento y Delegación del Gobierno por “derrochar dinero público en pompas y espectáculo” en vez de buscar alternativas reales al albergue municipal, completamente saturado. “Desplazar el problema de un lugar a otro no resuelve nada”, denunciaban, mientras testimonios directos relataron la dificultad que padecen estos trabajadores a la hora de acceder a una habitación, con precios superiores a 400 euros, y la cronificación de la exclusión tras los desalojos previos de otros puntos de la ciudad.

La marcha ha vuelto a poner en evidencia la marginación social extrema que padece la clase obrera migrante en el Estado español. Sin embargo, la solidaridad empieza a abrirse camino, con voluntarios guardando las pocas pertenencias de quienes acudieron a la protesta y mensajes claros contra el racismo y la deshumanización: “No caben las exclusiones ni criminalizar”.

A la vez, denuncian que el deterioro en la convivencia proviene de la falta de inversiones, la infravivienda, la especulación inmobiliaria y los recientes incendios en la zona. Desde el Colectivo Vecinal Bruil – Aloy Sala – Tenerías y otras entidades, recalcan que la responsabilidad es "institucional, no individual", e instan a "dejar de mover el problema" sin atajarlo de raíz.

Como reacción, la concejala de Políticas Sociales, Marian Orós, prometió la creación de "20 plazas para jóvenes sin hogar fuera del saturado albergue", pero, en opinión de los movimientos sociales de la ciudad, las respuestas siguen siendo insuficientes y mal coordinadas. La movilización de la semana pasada concluyó con una llamada firme a mejorar las condiciones de vida de quienes no tienen techo y a abordar el sinhogarismo como un problema social, en vez del enfoque habitual que lo trata como una "molestia urbana a desplazar".