Entre el 21 de junio y el 22 de septiembre, al menos doce mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas, junto a un niño de dos años víctima de violencia vicaria, según datos oficiales. Estos meses acumulan casi la mitad de los feminicidios totales registrados en lo que va del año, que suman 27.

Las víctimas tenían edades que oscilaron entre los 34 y los 86 años, y se produjeron asesinatos en varias comunidades autónomas, destacando Andalucía con tres feminicidios, seguida de Asturies y la Comunitat Valenciana con dos cada una (incluyendo un crimen vicario en esta última). Madrid, Castilla-La Mancha, Canarias, Nafarroa, Extremadura y Murcia suman un caso cada una. El aumento de la violencia en verano ha sido atribuido a la mayor convivencia con los agresores durante las vacaciones y la consecuente reducción de opciones para buscar ayuda.

Los meses de junio y julio son históricamente los más mortíferos para las mujeres que sufren la violencia machista, concentrando la mayor parte de los feminicidios desde 2003, seguido de agosto y enero, meses también asociados a periodos vacacionales. Expertos explican que durante este periodo la agresividad aumenta en los maltratadores ante la percepción de perder control sobre las mujeres que tienen más libertad y posibilidad de socialización.

Aunque las cifras muestran una ligera reducción respecto al verano anterior, la violencia machista continúa siendo un problema estructural que afecta a la sociedad, con al menos 1.322 mujeres asesinadas desde 2003.

Mientras las instituciones insisten en que las mujeres confien la justicia y en en los medios que el Estado pone aparentemente a su disposición, errores operativos en las pulseras "antimaltrato" desbaratan el sistema de protección y acarrean graves absoluciones a maltratadores, a pesar de las reiteradas denuncias al respecto.