María José Baños Andújar, presa política comunista en el Centro Penitenciario Murcia II, enfrenta una situación crítica de salud ante la desatención médica prolongada y sistemática. Un compañero suyo, el preso político Marcos Martín Ponce, en una carta fechada el 30 de julio de 2025 desde prisión, denuncia la ausencia completa de atención médica que requiere Baños.

En la misiva, que ha llegado un mes y medio más tarde al exterior, Martín señala que esta situación no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia sistemática del Estado español para castigar a los presos políticos que mantienen su militancia antifascista a pesar de décadas de prisión, aislamiento y torturas psicológicas y físicas.

Martín relata que Baños ingresó a prisión en buen estado de salud, sin padecer ansiedad, anorexia ni depresiones, pero ahora "no puede subir una planta, pesa 44 kilos y sufre trastornos alimenticios y arterioesclerosis, sin tratamiento médico ni psicológico". La presa no ha visto a un psiquiatra ni ha sido asistida por un ginecólogo en años, ni tampoco está siendo tratada de la enfermedad arterial que la está paralizando y que necesita de una operación que aleje el riesgo de trombosis. Además, sus problemas de salud física y mental no reciben atención y su traslado a hospitales se realiza en condiciones indignas que incluso le provocan heridas.

El preso político denuncia que la justicia española niega la libertad condicional a Baños alegando que "sus enfermedades se pueden tratar en prisión"; argumento cuestionado por su entorno, que asegura que su salud solo puede mejorar fuera del encierro. "La verdadera enfermedad de estos presos políticos es la cárcel; son las decenas de años de maltrato físico, psicológico, sanitario y alimenticio", señala el compañero de Baños, que recuerda que "la burguesía protege a sus lacayos corruptos con indultos o reconociendo que sus enfermedades son incompatibles con la vida en prisión, pero existe un doble rasero para los hijos de los obreros y para los antifascistas".

Por ello, Martín recuerda que la lucha de clases "también se manifiesta intramuros, a veces con mayor crudeza", y señala, a su vez, "la hipocresía con la que las instituciones fascistas, al servicio de la burguesía, niegan esos mismos derechos a los trabajadores, a los pobres".

Postal de denuncia a la cárcel de Murcia. Imagen: Pres.o.s

La denuncia de la situación de María José y la campaña de solidaridad que trasciende los muros de las prisiones exhiben la contradicción entre las garantías formales que el Estado dice respetar y la brutalidad real con la que trata a sus presos políticos, cuya existencia niega sistemáticamente. El caso representa otra muestra más del endurecimiento del aparato represivo español y una advertencia del uso sistemático de la negación de atención sanitaria como método de desgaste y castigo hacia quienes luchan contra el sistema dominante, que a menudo enfrentan el abandono sanitario como método de exterminio selectivo, lento y doloroso. Martín explica que se trata de "un aviso a navegantes" para la clase obrera en tiempos que "suenan tambores de guerra en todo el mundo y el Estado español colabora activamente en todos los frentes imperialistas".

Organizaciones de apoyo llaman a la solidaridad y la defensa de María José Baños, recordando que negar atención médica a la población carcelaria constituye una "condena a muerte encubierta" y un claro reflejo de la dominación de clase que el Estado mantiene actualmente. "Nosotros nos hacemos a la idea de que en esta trinchera la burguesía no deja de hostigarnos. Lo único que podemos garantizar es que no arrojaremos la bandera", concluye Martín.