La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó su Actualización de Perspectivas Económicas Intermedias con proyecciones sombrías. Prevén que el PIB mundial crezca un 2,9% en 2025 y mantenga la misma tasa en 2026, una "desaceleración" desde el 3,2% de 2024. Esto se atribuye en gran parte a la fragmentación comercial por altos aranceles, como los de Estados Unidos que alcanzaban un récord del 19,5% al cierre de agosto, y a la incertidumbre geopolítica que sigue afectando la actividad económica y el comercio internacional.

En Europa, la eurozona crecería tan solo un 1,2% en 2025 y 1,0% en 2026, con fuertes divergencias internas: Alemania evitaría la recesión técnica por los pelos, gracias a políticas fiscales expansivas. Mientras tanto, el París y Roma padecerán "ralentización" por austeridad y déficit público, este último con un modesto crecimiento del 0,6% en ambos años, la mitad de la media europea.

La inflación, por su parte, se estima en torno al 1,9% y 1,8%, aun por debajo del objetivo del 2%, pero con salarios reales que caen debido a la menor evolución salarial y presiones inflacionarias persistentes en alimentos, golpeando especialmente a los trabajadores con ingresos más bajos.

El economista jefe Álvaro Santos Pereira insistió en "la necesidad de abandonar políticas de austeridad para estimular inversiones y reformas estructurales que impulsen la productividad y el crecimiento potencial". En paralelo, la OCDE alertó sobre "la creciente exposición del sistema financiero a criptomonedas", cuya capitalización alcanzó los 3,9 billones de dólares, y la importancia de "vigilar la estabilidad" financiera ante posibles descalabros por las stablecoins, activos digitales respaldados por deuda pública y que podrían impactar en la liquidez del mercado, especialmente en escenarios desregulados.

El informe resalta el riesgo que suponen las barreras comerciales y una política fiscal restrictiva, junto con un mercados laborales frágiles y salarios bajos como factores que lastran la economía global y regional. La OCDE considera recomendable la "cooperación internacional" para mantener "mercados abiertos", así como "facilitar la competencia" y "maximizar beneficios" de tecnologías como la inteligencia artificial para evitar una recesión más profunda.