El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, ha presentado este lunes su dimisión a Emmanuel Macron, menos de un mes después de su nombramiento y apenas 24 horas después de anunciar un nuevo Gobierno fuertemente cuestionado. El Elíseo confirma que el presidente ha aceptado la renuncia, mientras la Bolsa de París caía más de un 2 % ante el recrudecimiento de la inestabilidad política. Entre los valores más afectados figuraron BNP Paribas (-5,18 %), Crédit Agricole (-4,76 %) y Veolia (-4,12 %), según datos recogidos por Le Monde.

La crisis estalla tras el rechazo público de Bruno Retailleau, ministro del Interior y presidente de Los Republicanos, quien denunció que la nueva composición “no refleja la ruptura prometida”. Su crítica fue respaldada por dirigentes de todo el espectro político. Desde la izquierda, Jean-Luc Mélenchon (La France Insoumise) reclamó el “examen inmediato” de la moción de destitución contra Macron, mientras Olivier Faure (PS) anunció que su grupo apoyará la censura si el Ejecutivo no reabre el debate sobre la reforma de las pensiones impuesta por el decreto 49.3. Desde la extrema derecha, Jordan Bardella (RN) calificó a Lecornu de “primer ministro efímero” y exigió la disolución inmediata de la Asamblea Nacional.

La inestabilidad del gabinete y el retorno de figuras como Bruno Le Maire al Ministerio de Defensa fueron interpretados por economistas y analistas como "signos de continuidad y falta de rumbo". La ministra de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher, también presentó su renuncia denunciando “un circo donde nadie asume responsabilidades”. En paralelo, el ex primer ministro François Bayrou alertó de que “Un país no puede avanzar si se niega a ver la realidad y a unirse”, en referencia a la fragmentación de la clase política francesa.

Con esta dimisión, Macron pierde a su tercer primer ministro en menos de un año, y se enfrenta a un escenario de aislamiento institucional sin precedentes en la V República, sin mayoría parlamentaria, con los mercados en retroceso y con una oposición que reclama abiertamente su salida o la convocatoria de elecciones anticipadas. Mientras tanto, el spread entre los bonos franceses y alemanes subió a 85 puntos básicos, su nivel más alto desde enero, lo que muestra la desconfianza de los inversores ante un poder ejecutivo debilitado y una crisis institucional que amenaza con bloquear por completo la acción gubernamental.