El preso político palestino Anan Yaeesh inicia una huelga de hambre en Italia
Denuncia un traslado punitivo y reclama el respeto a sus derechos básicos, mientras organizaciones solidarias exigen su retorno inmediato a una prisión donde pueda ejercer su defensa.

El preso político palestino Anan Yaeesh inició el pasado sábado 4 de octubre una huelga de hambre desde la cárcel de Melfi (Basilicata, Italia), en solidaridad con las movilizaciones por Palestina y en protesta por su reciente traslado, que califica de “arbitrario y punitivo”. Según informó el comité Free Anan en un comunicado difundido por Samidoun Paris Banlieue, el traslado desde la prisión de Terni se produjo “como castigo” por las manifestaciones de apoyo organizadas frente a la cárcel en las últimas semanas.
El cambio de centro penitenciario ha dificultado gravemente el ejercicio de sus derechos de defensa. La distancia respecto al tribunal de L’Aquila, donde se celebran sus juicios, y de la ciudad de Roma, donde se encuentran sus abogados, “compromete su derecho a un proceso justo”, denunció el comité. Desde Melfi, los encuentros con sus representantes legales se han vuelto “raros y cada vez más difíciles”, lo que, según sus allegados, impide la preparación de una estrategia jurídica efectiva.
Para los colectivos de apoyo, este traslado forma parte de una tentativa de aislamiento político y humano contra Yaeesh, quien lleva más de dos años detenido en Italia. Su huelga de hambre, sostienen, constituye “un acto de resistencia y dignidad” y busca denunciar tanto las violaciones de derechos que sufre como la complicidad del gobierno italiano con la ocupación sionista. El comunicado vincula la protesta con las recientes manifestaciones masivas por Palestina en Roma, en las que más de un millón de personas salieron a la calle contra el genocidio del pueblo palestino.
El comité Free Anan y las organizaciones solidarias reclaman el fin de las medidas punitivas, el respeto pleno de sus derechos fundamentales y su traslado inmediato a un centro penitenciario donde pueda comunicarse con sus abogados. “La resistencia no se detiene. La resistencia no se procesa”, concluyen.