El precio del oro alcanzó este martes un nivel sin precedentes al superar los 4.000 dólares por onza, según informes de Bloomberg y datos del mercado financiero, marcando un hito histórico para el metal precioso, que estaba por debajo de los 2.000 dólares hace solo dos años. Este repunte está impulsado por factores que incluyen la crisis fiscal y el cierre del gobierno en los Estados Unidos de América, la persistente demanda de activos seguros ante la volatilidad y tensiones geopolíticas crecientes, además de la debilidad sostenida del dólar estadounidense.

Desde enero de 2025, el oro ha acumulado una revalorización cercana al 50%, superando ampliamente el rendimiento de acciones y mercados tradicionales durante este año. Fondos de inversión especializados en metales preciosos han registrado entradas récord, y el interés de bancos centrales y grandes inversores privados por el metal se mantiene en niveles muy altos. Esta evolución posiciona al oro como el activo más rentable del año en medio de un escenario global marcado por la incertidumbre económica y política.

"Transformación estructural en la demanda de oro"

Analistas de mercado sostienen que esta subida no responde solo a episodios coyunturales sino "a una transformación estructural en la demanda de oro", motivada también por una estrategia de desdolarización de economías emergentes y la búsqueda de protección ante la depreciación de monedas fiduciarias. Goldman Sachs actualizó su pronóstico para el precio del oro en diciembre de 2026 a 4.900 dólares la onza, desde una estimación previa de 4.300 dólares, anticipando un entorno favorable hacia su tendencia alcista.

Este movimiento del mercado refleja la percepción generalizada de riesgos crecientes en el mundo, donde la combinación de una Reserva Federal estadounidense activa en flexibilización monetaria, el cierre del gobierno estadounidense y las tensiones internacionales incrementan la aversión al riesgo entre los inversores, consolidando al oro como refugio seguro. La histórica barrera superada genera expectativas de que este activo mantendrá su valor atractivo en los próximos meses, aunque eso no suele ser buena señal históricamente.