58 años del asesinato del Che Guevara
El icónico líder revolucionario fue capturado y ejecutado en Bolivia tal día como hoy en 1967.

Este 9 de octubre de se cumplen 58 años desde que Ernesto Che Guevara fuera asesinado en La Higuera (Bolivia). El Che fue uno de los comandantes principales del Ejército Rebelde que condujo la Revolución Cubana a la victoria en diciembre de 1958. Posteriormente, su ejemplo se convertiría en faro de la revolución proletaria mundial.
Tras el triunfo de la revolución en Cuba, Guevara ocupó cargos militares y políticos en el nuevo Gobierno encabezado por Fidel Castro, como presidente del Banco Nacional, ministro de Industria y dirigente de misiones internacionales en África. Desde el Congo, fomentó la expansión de la lucha revolucionaria en el entonces llamado "tercer mundo", una tarea incansable que lo condujo hasta Bolivia, donde fue capturado en combate contra el Ejército boliviano.
Aquel 9 de octubre de 1967, en sus últimas horas de vida y en cautiverio, el Che conversó con Félix Rodríguez, agente de la CIA que tutelaba su captura. Rodríguez le informó que recibió órdenes de ejecutarlo por parte del mando boliviano: "Comandante, lo siento, son órdenes del alto mando boliviano". Guevara respondió con tranquilidad: “Es mejor así, yo nunca debí haber caído preso vivo”. El Che le regaló una pipa a Rodríguez, por ser un "soldadito que se había comportado bien", y le transmitió dos mensajes, para Fidel Castro y su familia: “Decile a Fidel que pronto verá una revolución triunfante en América"; "Decile a mi señora que se case otra vez y que trate de ser feliz”.
Poco después, Rodríguez le ordenó la ejecución al sargento Mario Terán, que recordaría el momento para el resto de sus días. Terán, que murío en 2022 a los 80 años, relataba así el fusilamiento:
"Fue el peor momento de mi vida. Vi al 'Che' grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentía que se echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido el 'Che' podría quitarme el arma. '¡Póngase sereno —me dijo— y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!' Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé''.
Tras la ejecución, el cuerpo del Che fue exhibido públicamente por oficiales bolivianos en Vallegrande. Los verdugos, que quisieron mostrarlo como un trofeo, no eran conscientes de que acababan de crear un mito: la icónica fotografía del Che, tomada por Alberto Korda en 1960, es sin duda una de las imágenes más reproducidas y reconocibles de la historia. La muerte física del Che no supuso el fin de su lucha ni de sus ideas, más bien al contrario: inspiraron y siguen inspirando a millones de oprimidos del mundo a romper el yugo del imperialismo, desde las selvas más recónditas de América Latina, pasando por los yemeníes que atacan cargueros en el estrecho de Bab el Mandeb, hasta la masacrada Franja de Gaza.



