La República Popular China ha intensificado significativamente sus controles sobre la exportación de tierras raras y tecnologías derivadas, así como el procesamiento avanzado y la tecnología para fabricar imanes permanentes, según anunció el Ministerio de Comercio. La medida amplía las restricciones previas impuestas en abril, agregando cinco nuevos elementos a la lista vigilada y exigiendo licencias específicas para exportar tanto los minerales como componentes y ensamblajes que los contengan, al igual que las tecnologías de reciclaje.

La medida, que se pondrá en marcha 1 de diciembre, prohíbe expresamente conceder licencias de exportación a usuarios militares en el extranjero y establece un riguroso control para aplicaciones relacionadas con semiconductores avanzados. La medida también incluye la prohibición de acuerdos entre empresas chinas y extranjeras en el sector de tierras raras y exige que compañías manufactureras extranjeras que utilizan componentes o maquinaria china obtengan licencias específicas para la exportación de estos productos controlados.

Las autoridades argumentan que estas medidas responden a la necesidad de "proteger la seguridad nacional", es decir, a consolidar la posición dominante de China en el mercado internacional de tierras raras, un grupo de 17 elementos esenciales en la fabricación de vehículos eléctricos, radares militares, drones y semiconductores, entre otros. El gigante asiático produce más del 90% de estas tierras raras procesadas mundialmente y domina la tecnología de aplicación, lo que le confiere una fuerte baza de negociación frente a Estados Unidos ante cualquier presión arancelaria.

Pekín fortalece el control estatal sobre este sector justo antes de la cumbre APEC en Corea del Sur, donde se espera un encuentro entre los presidentes Xi Jinping y Donald Trump. La política de restricciones representa una apuesta por mantener bajo control las cadenas de suministro estratégicas y limitar la proliferación militar y tecnológica de sus rivales.