La República Checa anunció el pasado 10 de octubre un Gobierno de coalición tripartita liderado por el partido populista ANO de Andrej Babiš, tras su victoria en las elecciones legislativas del 3 y 4 de octubre, donde obtuvo el 34,7% de los votos y 80 escaños en la Cámara Baja del Parlamento. El pacto, aún pendiente de voto de confianza, incluye a la formación ultranacionalista y "euroescéptica" Libertad y Democracia Directa (SPD), con 15 escaños, y a Los Propios Automovilistas (Motoristé), con 13 escaños, sumando una mayoría de 108 de 200 diputados, según el anuncio conjunto de los líderes partidarios recogido por Euronews el 11 de octubre. Babiš, ex primer ministro entre 2017 y 2021 y empresario multimillonario de Agrofert, repetirá como jefe del Ejecutivo, con un gabinete de 16 miembros.

La coalición agrupa a ANO, un partido populista de origen liberal que viró hacia el conservadurismo, impulsando políticas económicas de corte neoliberal como bajadas de impuestos y recortes al gasto público, mientras pone en el punto de mira a las personas migrantes y las "políticas progresistas"; SPD, encabezado por Tomio Okamura, con una retórica abiertamente racista, especialmente contra gitanos y musulmanes, y una agenda social ultraconservadora que rechaza derechos LGTBI y promueve la “identidad checa”; y Motoristé, bajo Petr Macinka, un partido de derecha centrado en "los intereses de los automovilistas" que se opone frontalmente a las políticas verdes de la UE, y defiende un nacionalismo cultural que idealiza la "libertad individual" frente a "imposiciones supranacionales". 

Desde una perspectiva geopolítica, la coalición podría debilitar el apoyo checo a Ucrania y las sanciones contra la Federeación Rusia, alineándose con posturas como las del húngaro Orbán o el eslovaco Fico. Babiš ha prometido revisar la iniciativa de compra de proyectiles de artillería para Kiev impulsada por el presidente del país Petr Pavel, miembro de la oposición, atlantista de línea dura y con poder de veto. Pese a que el recién elegido primer ministro reafirmó su apoyo a la UE y la OTAN en declaraciones postelectorales, la dependencia de sus aliados más outsiders podría moderar o profundizar estas posiciones, fragmentando aún más la unidad política de la clase dirigente de la UE respecto al apoyo a Ucrania.