El expresidente francés Nicolas Sarkozy ingresó este martes por la mañana en la prisión de la Santé, en París, para cumplir su condena de cinco años de prisión por "asociación de malhechores" en el llamado caso de financiaciones libias, vinculada a su campaña presidencial de 2007, informó Le Monde con AFP. Se trata de la primera vez que un expresidente de la República Francesa cumple pena en prisión.

A su salida del domicilio familiar en el distrito XVI, Sarkozy ha sido acompañado por su esposa, Carla Bruni, y saludó a decenas de simpatizantes reunidos para mostrarle su apoyo, mientras él mismo publicó un mensaje en redes sociales donde se declaró "inocente" y calificó su situación de “escándalo judicial”. Sus abogados han solicitado su puesta en libertad inmediata, procedimiento que deberá resolverse en un plazo de dos meses.

El tribunal correccional de París lo ha condenado por permitir que sus colaboradores Claude Guéant y Brice Hortefeux se reunieran con un dignatario libio para discutir un supuesto financiamiento oculto para su campaña presidencial. Sarkozy recurrió la sentencia y sostiene que "no existió delito alguno", recibiendo además respaldo de destacados miembros de la derecha francesa que cuestionan la detención preventiva antes del fallo en apelación.

El mandato de ingreso en prisión, dictado por los jueces, se justificó por la “gravedad excepcional” de los hechos y su potencial impacto sobre la confianza francesa en las instituciones de la República. El expresidente, que ya había cumplido un año con brazalete electrónico en otra causa relacionada con escuchas telefónicas, denunció la medida como una “injusticia” y se comparó con Alfred Dreyfus, el militar francés condenado en el siglo XIX.

Cazador cazado

Durante el mandato de Sarkozy (2007-2012), el Estado francés vivió un endurecimiento sin precedentes de la política penal, con leyes que ampliaron las penas mínimas y facilitaron la "encarcelación preventiva". Diversos movimientos sociales y voces de las luchas anticarcelarias señalaron entonces que aquel giro represivo no redujo la delincuencia, pero sí saturó el sistema carcelario: según datos del Ministerio de Justicia francés, más de 2 millones personas pasaron por prisión durante la presidencia de Nicolas Sarkozy, en un periodo en que las cárceles llegaron a aumentar la población preventiva de 15.000 (25% del total) en 2007 a 24.000 (35%) en 2012, un aumento del 40%, por que se situaba 1,5-2 veces por encima de la media europea. La sobrepoblación carcelaria general, por su parte, pasó de 60.000 a 69.000 presos en capacidad para 50.000.