El Gobierno de Alemania planea una inversión militar récird de 377.000 millones de euros en los próximos años, según un documento interno de 39 páginas al que ha tenido acceso el portal POLITICO. El texto detalla un plan de "modernización" sin precedentes en la Bundeswehr, con más de 320 nuevos proyectos de armamento y equipos que abarcan tierra, aire, mar, espacio y ciberdefensa. La iniciativa se deriva de la promesa del canciller Friedrich Merz, que prometía convertir al ejército alemán en “el más fuerte de Europa”, apoyándose en un nuevo modelo de financiación que excluye el gasto militar del freno constitucional a la deuda.

Los contratos beneficiarán principalmente a la industria alemana, que concentrará unos 182.000 millones de euros en proyectos que ya están adjudicados. La multinacional Rheinmetall encabeza la lista de beneficiarias, con más de 88.000 millones en encargos, incluyendo los blindados Puma y Boxer. En defensa aérea, destaca la compra de 14 sistemas IRIS-T SLM y 696 misiles de la empresa bávara Diehl Defence, valorados en más de 4.200 millones. El plan incluye también 561 sistemas Skyranger 30 para protección antidrón y la adquisición de nuevos drones tácticos, navales y de reconocimiento.

El plan de rearme alemán también pone el foco en el espacio: 14.000 millones de euros se destinarán a satélites de comunicaciones y vigilancia, incluyendo una constelación de órbita baja de 9.500 millones para la "conectividad militar segura". Estos proyectos están alineados con el programa de “seguridad espacial” anunciado por el ministro de Defensa, Boris Pistorius, con el objetivo declarado de consolidar el poder tecnológico germano dentro de la OTAN y la UE.

Aunque la mayor parte del gasto se concentra en empresas nacionales, una parte significativa del nuevo arsenal alemán seguirá dependiendo de los Estados Unidos de América. Entre estos se encuentra la compra de 15 cazas F-35, 400 misiles Tomahawk y tres lanzadores Typhon, además de cuatro aviones de patrulla marítima Boeing P-8A Poseidon. Estas compras, valoradas en unos 14.000 millones, mantendrán el vínculo de Alemania con el sistema militar estadounidense y con su papel en la llamada "disuasión nuclear" de la OTAN, al tiempo que refuerzan una arriesgada carrera armamentística europea.

La historia moderna ofrece una advertencia que no puede ignorarse: cada vez que Alemania ha emprendido un proceso de rearme masivo, Europa ha terminado sumida en la catástrofe bélica. Desde el Kaiserreich hasta el Tercer Reich, las pulsiones militaristas alemanas han precedido guerras devastadoras y un sufrimiento inconmensurable. Hoy, el plan de Berlín para invertir 377.000 millones de euros en armamento —el mayor esfuerzo militar desde 1945— reabre un debate que parecía clausurado tras la Segunda Guerra Mundial: si el rearme alemán, en nombre de la “seguridad europea”, no está allanando de nuevo el camino hacia un escenario de inestabilidad y la confrontación en el continente.