Soldados israelíes mantienen infraestructuras palestinas como puestos militares en Gaza
Las fuerzas de ocupación genocidas siguen mofándose en redes sociales de las casas y escuelas palestinas arrasadas.
Fuerzas israelíes siguen documentado y publicado en redes sociales su uso de infraestructuras palestinas de todo tipo como puestos militares durante su ofensiva genocida en Gaza, mostrando una actitud de burla hacia los habitantes palestinos desplazados y la más absoluta sensación de impunidad.
Según las publicaciones verificadas por numerosos medios internacionales, los soldados siguen posando en hogares, escuelas, hospitales, negocios y calles que han sido saqueadas y arrasadas. Recientemente, se ha podido ver a un militar que apareció realizando su "examen de derecho" desde una vivienda familiar vacía en el enclave.

Las imágenes, distribuidas orgullosamente por los propios criminales de guerra, que no temen ninguna represalia, muestran cómo se divierten en escuelas y jardines de infancia convertidas en puestos militares, mofándose de los palestinos que han sido forzados a abandonar sus casas, o directamente asesinados por el propio Ejército israelí.
En varias de las fotografías, analizada por observadores de derechos humanos, se aprecia cómo los sionistas siguen utilizando las pertenencias de las familias gazatíes como decoración para sus fotografías, en claro menosprecio hacia la población desplazada y exterminada.
Esta conducta evidencia no solo la utilización militar de bienes civiles, en teoría protegidos por el llamado "Derecho Internacional", sino una actitud de escarnio sádico hacia las víctimas del genocidio. Las reiteradas publicaciones en redes sociales muestran a muchos soldados riendo, realizando actividades cotidianas y posando en interiores domésticos y entornos públicos devastados, convirtiendo el dolor del pueblo palestino y el despojo en trofeo para diversión y consumo digital.
Organizaciones humanitarias han señalado que estas acciones sistemáticas constituyen una doble vulneración: primero al convertir bienes civiles en objetivos militares, y después al convertir el sufrimiento de los desplazados en motivo de burla y escarnio. Sin embargo, no hay ninguna autoridad efectiva que sancione estos crímenes.