Los gobiernos de Grecia y Alemania han iniciado negociaciones con algunos países africanos para instalar "centros de recepción" de personas deportadas desde Europa, anunció el ministro griego de Migración, Thanos Plevris, señalado como filonazi en el país heleno. Los planes buscan externalizar la gestión de personas en situación administrativa irregular, descargando sobre países africanos los riesgos y responsabilidades que corresponderían a los Estados europeos.

Plevris, que en anteriores ocasiones ha llegado a expresarse en favor de utilizar "fuerza letal" contra las personas migrantes, explicó que los centros recibirán a “migrantes irregulares que no podemos devolver a sus países de origen” y que su objetivo declarado es actuar como “disuasión” frente a la migración. La iniciativa, que se desarrolla fuera del marco oficial de la Unión Europea, es buena muestra de la estrategia que están diseñando los Estados europeos para su "control fronterizo".

Un funcionario alemán confirmó ante Politico que Berlín y Atenas buscan “soluciones innovadoras” para reducir la llegada de personas migrantes y que actualmente "trabajan en un marco legal" para legitimar estas devoluciones, mientras otros Estados europeos observan con interés la propuesta.

Este modelo recuerda los centros de Albania promovidos por Italia, donde solicitantes de asilo son detenidos y procesados fuera del territorio europeo, enfrentando cuestionamientos legales sobre violaciones a normas internacionales. O, aún más desconocidas pero aún graves, las dos cárceles para migrantes que ha financiado el Gobierno español en Mauritania, con cunas para niños incluidas.

Plevris, que en su momento fue fotografiado quemando banderas turcas junto a miembros del partido neonazi Amanecer Dorado, considera que ubicar estas cárceles fuera de Europa "tendría un efecto disuasorio más firme", poniendo como ejemplo el caso donde Egipto ha llegado a deportar a personas a Uganda. Expertos en derechos humanos y algunos analistas internacionales advierten que esta política criminaliza la migración, vulnera derechos fundamentales y explota las desigualdades estructurales entre Europa y África, al tiempo los gobiernos europeos refuerzan su control político y geoestratégico sobre la región.

Más iniciativas similares ya se aplican entre Países Bajos y Uganda, un acuerdo según el cual las personas rechazadas como solicitantes de asilo son enviadas a un país africano como punto de tránsito, consolidando un modelo europeo de represión migratoria que externaliza costos, responsabilidades e imágenes desagradables.

El Ministerio de Migración griego, a manos de un filonazi

El control de toda esta política en Grecia lo dirige un ministro cuya trayectoria pública ha generado graves escándalos en el país. En 2019, Plevris defendió legalmente a su propio padre, Konstantinos Plevris, ideólogo fascista y autor de textos abiertamente pronazis. En aquel juicio, Thanos Plevris argumentó que "el deseo público de su padre de ver regresar a los nazis y reabrir los campos de exterminio de Auschwitz no debía considerarse discurso de odio ni incitación según la legislación griega".

Imagen de archivo de Konstantinos Plevris, padre del ministro de Migración de Grecia, hace el saludo nazi en su juicio.

Que un responsable de políticas migratorias —que afectan a personas racializadas, migrantes y colectivos históricamente perseguidos— mantenga posiciones jurídicas de este calibre dice mucho sobre el Estado griego y arroja un contexto político inquietante sobre la orientación represiva de estas iniciativas.