JPMorgan Chase, Bank of America y Citigroup han cancelado el plan de rescate previsto de 20.000 millones de dólares para Argentina, según pudo conocer The Wall Street Journal desde fuentes financieras. En su lugar, los bancos proyectan otorgar un préstamo temporal de unos 5.000 millones mediante una operación de recompra (“repo”), destinada principalmente a cubrir un pago de deuda de 4.000 millones programado para enero de 2026.

El acuerdo original había sido negociado en octubre por el Tesoro de EE. UU., en paralelo a un pacto de "estabilización cambiaria", con el objetivo de respaldar al presidente Javier Milei antes de las elecciones de mitad de mandato. Sin embargo, los bancos ahora consideran que un rescate a gran escala “podría no ser necesario”, según declaraciones del CEO de JPMorgan, Jamie Dimon.

La decisión de los bancos, además de retirar parte de lo acordado con EE.UU., tiene impactos concretos sobre la población argentina: mientras Milei ha reducido la inflación desde niveles de tres dígitos interanuales, las reservas del país se mantienen bajas, lo que aumenta la vulnerabilidad de la clase trabajadora, y limita la capacidad del gobierno para financiar servicios públicos y programas sociales, ya de por sí mermada estructuralmente y trastocada por las reformas de Milei. La sustitución del rescate por un préstamo temporal prolonga la dependencia de Argentina del capital financiero internacional y mantiene el control externo sobre su política económica.

El respaldo político estadounidense sigue siendo evidente: el presidente Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, han apoyado a Milei, reforzando la inserción de Argentina en una dinámica de deuda y subordinación a los intereses del capital financiero estadounidense. Sin embargo, Milei no puede hacer valer lo acordado con sus socios estadounidenses, y tendrá que enfrentar el enfado de la la población argentina que padece numerosas privaciones.