El mayor centro de datos del sur de Europa, Nostrum Evergreen, comenzará a construirse en Badajoz en 2026 con una inversión de más de 1.900 millones de euros y una capacidad inicial de 150 megavatios, que podría escalar hasta 500 megavatios. La promoción del proyecto destaca su potencial para generar empleo y atraer inversión tecnológica, pero su impacto ambiental y energético ha generado preocupación entre colectivos ecologistas y expertos en sostenibilidad. La instalación requerirá una demanda energética equivalente a la de una gran ciudad, lo que plantea dudas sobre la disponibilidad de recursos renovables y el efecto sobre la red eléctrica, tocada tras el apagón que, según el Gobierno español, tuvo su origen justamente en Badajoz.

Las garantías de sostenibilidad anunciadas por Nostrum Group y AECOM, como la integración de sistemas de refrigeración avanzada y la conexión a fuentes renovables, no han logrado disipar las críticas sobre el consumo masivo de energía y agua, así como sobre la presión que ejercerá sobre los recursos naturales de Extremadura. El centro de datos se ubicará en una zona industrial de 200.000 metros cuadrados y, según los planes, su operación podría requerir una subestación eléctrica con capacidad para más de 300 megavatios, lo que implica una transformación profunda de la infraestructura energética local.​

El proyecto, que promete crear cerca de 2.000 empleos durante la construcción y 900 puestos fijos en operación, es presentado por las autoridades como un motor de desarrollo para la provincia. Sin embargo, organizaciones ambientales alertan sobre el riesgo de convertir la región en un “polo de consumo energético” sin garantías reales de descarbonización y con el peligro de comprometer el suministro eléctrico y hídrico para otros sectores, como la agricultura y la población local.​

La presión energética que generará el centro de datos podría llevar a que Extremadura pase de consumir unos 10 TWh anuales a más de 35 TWh si se instalan todos los centros de datos previstos, lo que supone un aumento de hasta un 250% en la demanda eléctrica extremeña. Expertos advierten que la red eléctrica actual está saturada y que, aunque la generación renovable supera el 70%, hay un 13% de energía que no puede ser aprovechada por la falta de capacidad de transporte. 

Además, el consumo de agua para la refrigeración de los servidores será masivo, lo que puede afectar gravemente a la agricultura y al abastecimiento de agua para la población local, especialmente en una región como Extremadura, donde la sequía es cada vez más frecuente. La huella de carbono operativa de estos centros de datos podría duplicarse antes de 2030, alcanzando niveles equivalentes al 1% de las emisiones globales anuales, según informes de NTT DATA.