En un evento cargado de simbolismo en Washington, el presidente Donald Trump medió la firma de los Acuerdos de Washington entre Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC), un pacto que busca poner fin a tres décadas de conflicto armado en el este de la región de los Grandes Lagos. El acuerdo, firmado por los presidentes Paul Kagame y Félix Tshisekedi, obliga a la RDC a desarmar a milicias hutú como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), vinculadas al genocidio de 1994, mientras Ruanda debe retirar sus tropas y cesar el apoyo a rebeldes del M23.

Trump celebró el momento como "un gran día para África y el mundo", según recogió Fox News, pero la realidad en el terreno desmiente la euforia: los rebeldes M23 capturaron recientemente ciudades clave como Goma y Bukavu, dejando miles de desplazados y cuestionando la viabilidad inmediata de la paz.

El motivo real del pacto radica en la apertura de las vastas reservas minerales de la región a empresas estadounidenses, un movimiento que Trump presentó sin tapujos: "Enviaré a nuestras compañías más grandes y mejores a los dos países. Sacaremos algunas tierras raras, algunos activos, y pagaremos. Todos ganarán mucho dinero". La RDC, principal productor mundial de cobalto y segundo de cobre, alberga depósitos estimados en billones de dólares en oro, estaño, tungsteno, tantalio y litio, esenciales para baterías, electrónica y material militar. 

Aunque los líderes africanos expresaron un optimismo cauteloso, Kagame advirtió que "las subidas y bajadas" serán inevitables, y Tshisekedi lo llamó "un camino exigente", el acuerdo se percibe como una transacción asimétrica. Washington firmó pactos bilaterales paralelos que garantizan "nuevas oportunidades" para sus firmas en minería, energía y turismo, mientras el Departamento de Estado habla de un "marco de integración económica regional" que "desbloquea el potencial de la zona". Sin embargo, analistas destacan que este modelo revive ecos de intervenciones pasadas, donde la "paz por minerales" ha perpetuado ciclos de violencia en lugar de resolverlos.