Dos recientes estudios demuestran que la pronunciada secularización de la sociedad española continúa su curso, desmintiendo cualquier narrativa de un "resurgimiento religioso tradicional" defendido, entre otros, por la conferencia episcopal. Según el primer Barómetro sobre Religión y Creencias en España (BREC), el porcentaje de la población que considera no tener creencias religiosas ha superado al que si lo hace. En concreto, el estudio deja un reparto en el que un 51% de los encuestados afirma no tener ninguna creencia religiosa frente al 49% que lo hace de alguna manera.

Estos datos coinciden con el Informe España 2025 de la Universidad Pontificia Comillas, que confirma que el porcentaje de personas "sin religión" se ha triplicado en dos décadas, pasando de un 13,2% en el año 2000 a un 40% en 2024, que si se cruza con los datos del BREC se puede deducir que la tasa de personas sin religión se ha cuadruplicado en 25 años.

Creyentes y practicantes

Se observa también que de la creencia formal a la práctica real, existe una enorme brecha ya que la gente, al ser preguntada por si acudía a ceremonias religiosas o rendía culto (con rezos o prácticas similares) al menos una vez al mes, solamente un 17% afirmaba que lo hacía frente al 83% que no; sugiriendo que las tendencias religiosas se aproximan más a un marcador cultural heredado que a una realidad extendida a prácticamente la mitad de la población. Además, el barómetro deja comparativas curiosas como que por ejemplo, en el mismo cuestionario, un 46% de los encuestados se considera católico, pero solamente un 37% de la gente que dice seguir alguna religión (lo que supone aproximadamente un 18.5% del total) afirma que cree en un único dios.

Distanciamiento generacional

Como cabe esperar, la población más joven es la que más se desmarca de las tendencias religiosas. El 61% de los jóvenes de 18 a 24 años no se identifica con ninguna religión, declarándose indiferente, agnóstico o ateo. Este desapego se proyecta además en las prácticas religiosas instauradas en el día a día y que muestran una tendencia a la desintegración. Mientras el 92% de los adultos fue bautizado, solo el 48% bautizaría a sus hijos hoy y un 39% muestra la disposición a que los hijos cursen la asignatura de religión o un 38% a que hagan la primera comunión, con una caída de 50 puntos porcentuales en ambos casos.

Finalmente, también se concluye con que el distanciamiento no solo es personal, sino también institucional y fiscal. En este sentido, existe un rechazo mayoritario a los privilegios económicos de las confesiones: el 54% cree que las religiones deben autofinanciarse sin ayuda estatal, el 62% se opone a sus beneficios fiscales y solo el 26% apoya el actual sistema de asignación tributaria del IRPF a la Iglesia Católica, apoyo que baja al 18% entre jóvenes de 18 a 24 años.