Trump presenta la Estrategia de Seguridad Nacional 2025
El plan incluye alianzas con India, Australia y Japón para contener a China, y avisa a Europa de su "declive civilizacional" recordando que debe "asumir el coste de su seguridad".
La Estrategia de Seguridad Nacional 2025, publicada el 4 de diciembre por la administración Trump, representa un ajuste táctico dentro del marco imperialista de Estados Unidos, priorizando la reindustrialización capitalista y el control de fronteras como mecanismos para preservar la hegemonía económica de las elites. El documento, de 33 páginas, critica las políticas post-Guerra Fría por su "dominación permanente del mundo entero", un objetivo que califica de "indeseable e imposible", pero que evidencia el agotamiento de la fase globalizadora del capitalismo estadounidense, donde la deslocalización industrial ha erosionado la base productiva interna y exacerbado aún más las contradicciones de clase. En su lugar, propone un "realismo flexible" centrado en la "soberanía nacional", con énfasis en la explotación de recursos fósiles y la revitalización de cadenas de suministro para sectores críticos como la IA y la computación cuántica.
Lo más revelador del texto es su admisión velada de las crisis del capitalismo tardío: la mención a cómo el "globalismo y el libre comercio" "vaciaron la clase media y la base industrial" en favor de la acumulación global. La nueva estrategia busca reconstituir la capacidad imperial a través de aranceles proteccionistas e invertir en la producción estatal para fortalecer la competitividad estadounidense frente a rivales como China, dada su dominancia en las cadenas de suministro.
Sin embargo, esta retórica anti-China oculta la interdependencia capitalista mutua, donde la estrategia propone alianzas selectivas en el Indo-Pacífico, como la alianza con India, Australia y Japón, para contener el ascenso de un bloque alternativo, mientras exige "compartir cargas" a aliados, transfiriendo costos de la expansión imperial a otros estados, sobre todo a los europeos. Elementos propagandísticos, como la afirmación de haber resuelto "ocho conflictos en ocho meses" mediante diplomacia unilateral, sirven para tratar de legitimarse, ya que en lugar de concluir los existentes, nuevos frentes bélicos se están abriendo por todo el globo, muchos desde la propia Casa Blanca.
Para Europa, el tono es despectivo, advirtiendo de un "declive civilizacional" por la migración, bajas tasas de natalidad y censura, y proponiendo fomentar "partidos patrióticos" contra la integración de la UE, vista como amenaza a la 'soberanía'. En Oriente Medio y África, reduce presuntamente sus ambiciones a "transiciones de ayuda a comercio privado", evitando "imposiciones" de valores democráticos, es decir, invasiones, pero manteniendo la pugna en lo energético y en el "contraterrorismo".