La Iglesia católica española ha alcanzado un récord histórico en la recaudación a través de la casilla del IRPF, con 429,3 millones de euros para el ejercicio 2024, un incremento del 12% respecto al año anterior y casi el doble que en 2013. Este aumento, que superó las previsiones de la Conferencia Episcopal Española (CEE) de 384 millones, se basa en 7,9 millones de declaraciones individuales a favor de la institución, equivalentes a más de 9 millones considerando las conjuntas. El crecimiento se observa en 16 de las 17 comunidades autónomas, con Castilla-La Mancha liderando el porcentaje de asignantes al 42,6%, mientras Catalunya se sitúa en un bajo 15%.​

Sin embargo, estos datos positivos contrastan con la persistente crisis de abusos sexuales en el seno de la Iglesia, que no parece erosionar su apoyo financiero. El número de aportaciones en el IRPF crece pese a escándalos recientes, como la aceptación por el papa León XIV de la renuncia del obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, tras denuncias de abusos a un menor en los años 90 cuando dirigía el seminario de Getafe. 

La CEE destaca la "confianza" de los contribuyentes en "su labor social y espiritual". Críticos cuestionan esta aparente inmunidad económica ante la crisis vocacional y abusos, con casos como el apartamiento de un jesuita de la propia CEE por denuncias similares en Alacant y Zaragoza. El porcentaje de asignantes cae levemente al 0,34% por aumento de declaraciones neutrales, pero el volumen absoluto revela un "músculo" financiero intacto.​

En regiones como Andalucía, Madrid y País Valencià se registra el mayor aumento absoluto, aunque Nafarroa y Bizkaia muestran descensos. Esta disparidad territorial subraya dinámicas locales, con Guipuzkoa como excepción al alza porcentual. La CEE lanza campañas de agradecimiento como "Más de 9 millones de gracias", enfatizando transparencia vía web interactiva, pero el 'timing' con los escándalos genera debate sobre la asunción de responsabilidades en la institución.