Ucrania atraviesa una profunda crisis de deserciones en su ejército, con cifras récord que revelan el agotamiento de las tropas tras casi cuatro años de guerra a gran escala contra Rusia. Según datos de la Fiscalía ucraniana, desde febrero de 2022 se han registrado cerca de 235.000 casos de ausencia sin permiso (AWOL) y casi 54.000 deserciones propiamente dichas. Estas cifras han explotado en el último año: entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, se contabilizaron 176.000 AWOL y 25.000 deserciones.

El fenómeno se acelera en un contexto de pérdidas territoriales constantes. En noviembre de 2025, las fuerzas rusas capturaron unos 500 kilómetros cuadrados, principalmente en el este del país, mientras las negociaciones de paz mediadas por Washington vuelven a estancarse. Comandantes como Valentyn Manko admiten que "solo" se movilizan 30.000 hombres al mes, cuando se necesitarían 70.000 para rellenar todas las unidades.

La legislación marcial se aplica con dureza: desertar tras 24 horas de ausencia puede conllevar de 5 a 12 años de prisión, y el AWOL hasta 10 años. Sin embargo, muchos prefieren el riesgo de cárcel al frente. Testimonios de desertores describen formaciones que los convierten en "carne de cañón" con pocas probabilidades de supervivencia.

Desde noviembre de 2024, el Gobierno de Volodymyr Zelenskyy decretó una amnistía para desertores primerizos, permitiendo su regreso "sin castigo". Al menos 30.000 jóvenes han vuelto. Esta medida busca mitigar la hemorragia, pero expertos como el teniente general Ihor Romanenko advierten que los números son "demasiado altos", superando incluso los de Rusia en algunos indicadores.