EE. UU. lanza una ofensiva aérea masiva en Siria
La “Operación Hawkeye Strike” marca un nuevo giro militar de Washington justificado por "la muerte de dos soldados" a manos del ISIS.
Esta madrugada, el Pentágono confirmó una extensa serie de ataques aéreos y de artillería contra posiciones del autodenominado Estado Islámico (EI) en el centro del país, cumpliendo así la promesa del presidente Donald Trump de “vengar” la muerte de dos soldados de la Guardia Nacional de Iowa, abatidos el fin de semana anterior en Palmira durante una operación militar. El anuncio llega escasas horas después de la aprobación de un presupuesto militar récord para 2026.
Según una fuente militar citada bajo anonimato por The New York Times, los ataques han involucrado cazas, helicópteros de ataque y salvas de artillería pesada contra “decenas de objetivos sospechosos”, incluidos almacenes de armas, centros de mando y edificios logísticos vinculados a células del EI. Las explosiones, reportadas en redes sociales por residentes de Homs, Raqqa y Deir Ezzor, se han prolongado hasta hace pocas horas.
La ofensiva fue bautizada “Operación Hawkeye Strike”, en referencia al estado natal de los soldados muertos. Más allá del gesto simbólico, la acción marca una escalada significativa en la presencia militar estadounidense en Siria, reducida, oficialmente, a unos 1.000 efectivos tras el colapso del Gobierno de Bashar al-Assad el año pasado.
Trump, que había "defendido" un "repliegue progresivo" de sus fuerzas, se enfrenta ahora con un mosaico de actores armados. El nuevo ejecutivo sirio, liderado por el presidente Ahmed al-Sharaa, intenta consolidar el control territorial en medio de una inseguridad latente y la amenaza de milicias islamistas, tanto del EI como de otros grupos armados que operan "en la sombra".
La muerte de los soldados estadounidenses en Palmira se convirtió en el primer ataque mortal oficial contra fuerzas norteamericanas desde la caída de Assad. Aunque el Estado Islámico perdió su control territorial hace años, ha logrado reconfigurarse en células móviles y redes de propaganda clandestinas, con operaciones recientes también en Irán, Rusia y Pakistán. Expertos en seguridad señalan que la desintegración del viejo aparato estatal sirio y la debilidad del nuevo gobierno han ofrecido al grupo un terreno fértil para volver a reclutar y golpear.