En Bolivia, la tensión se agudiza tras los primeros meses del nuevo Gobierno conservador. Decenas de sindicatos y organizaciones campesinas han convocado una huelga general indefinida contra el Gobierno del presidente Rodrigo Paz, al que acusan de ejecutar un programa de ajuste “dictado por Washington”. El paro responde al drástico recorte de subsidios a los combustibles, medida que provocó una espiral inflacionaria sin precedentes en la última década: el diésel aumentó un 83%, la electricidad un 50%, la comida básica un 100%, y el transporte público un 163%.

Paz, hijo del expresidente y empresario político Rodrigo Paz Estenssoro, asumió el poder el pasado agosto tras unas elecciones marcadas por la abstención y el apoyo de los sectores empresariales. En apenas cuatro meses, sus políticas "neoliberales" han erosionado el poder adquisitivo de la población y encendido la protesta callejera.

0:00
/0:33

Video: @DaniMayakovski (X)

La Central Obrera Boliviana (COB) y las federaciones mineras acusan al gobierno de seguir el modelo de Javier Milei en Argentina: “destruir en tiempo récord lo que costó décadas construir”, en palabras de un dirigente minero desde Oruro. A la indignación económica se suma la denuncia de una “entrega nacional” del litio boliviano, cuyos yacimientos en el Salar de Uyuni despiertan el apetito de las multinacionales estadounidenses.

La represión ha sido inmediata. En las calles de La Paz y Cochabamba, la policía dispersó con gases lacrimógenos a miles de manifestantes. Más de 120 personas fueron detenidas en el primer día de huelga. Para los movimientos sociales, el conflicto no es solo económico, sino político: una lucha por la soberanía frente a un gobierno al que califican de “títere de Washington”. El desenlace de este pulso marcará el futuro inmediato del país andino y su papel en la disputa global por los recursos estratégicos.

0:00
/1:14

Video: @FreddyteleSUR (X)