La repentina muerte de Slavko Aleksic, excomandante de una unidad paramilitar serbobosnia, ha reavivado un oscuro episodio de la guerra de Bosnia. Aleksic, de 69 años, falleció el jueves en Trebinje (República Srpska, Bosnia y Herzegovina), pocos días después de saberse que la Fiscalía de Milán investigaba el llamado “Safari de Sarajevo”, la presunta participación de extranjeros ricos que, durante el asedio de Sarajevo (1992–1996), pagaban por disparar contra civiles desde posiciones controladas por milicias serbobosnias.

Según medios locales, Aleksic iba a ser citado por los fiscales italianos como testigo clave. Su unidad controlaba el cementerio judío, una de las posiciones estratégicas desde la cual se efectuaron disparos contra la población atrapada en la ciudad. Más de 11.000 civiles fueron asesinados durante el asedio.

El periodista croata Domagoj Margetic y el italiano Ezio Gavazzeni reabrieron el caso tras aportar documentos y testimonios que vincularían a figuras políticas serbias, incluido el actual presidente Aleksandar Vucic, quien ha negado “categóricamente” las acusaciones y amenazado con demandar a los medios que las reproduzcan.

Margetic ha calificado la muerte de Aleksic de “extremadamente sospechosa” y exige que se suspenda su incineración. “Goza de buena salud y muere justo después de que el caso salga a la luz. Es, como mínimo, inquietante”, declaró. La fiscalía bosnia aún no se ha pronunciado.