Japón aprueba un presupuesto militar récord por más de 9 billones de yenes
El Gobierno de Takaichi impulsa el mayor gasto militar de la historia japonesa, alineado con las metas de la OTAN y en medio de fricciones con China.
El Gabinete del Gobierno japonés, liderado por la primera ministra Sanae Takaichi, ha aprobado un proyecto de presupuesto de defensa para el año fiscal 2026 que supera los 9 billones de yenes (aproximadamente 58.000 millones de dólares), marcando un nuevo récord histórico, según medios como The Japan Times. Esta decisión refleja un deseo de rearme ante las crecientes tensiones con China.
El plan, que aún requiere la aprobación parlamentaria antes de marzo de 2026, forma parte del presupuesto nacional general para el año fiscal que comienza en abril, el cual asciende a 122,3 billones de yenes (unos 784.000 millones de dólares), también un máximo histórico. Este aumento representa el cuarto año consecutivo del plan quinquenal iniciado en 2022, destinado a elevar el gasto militar hasta el 2% del PIB japonés, un objetivo alineado con las recomendaciones de la OTAN y presionado por Estados Unidos.
Bajo la Estrategia de Seguridad Nacional adoptada en 2022, que identifica a China como el principal desafío estratégico, Japón ha abandonado progresivamente su enfoque "defensivo" de posguerra. El nuevo presupuesto destina más de 970.000 millones de yenes (6.200 millones de dólares) a mejorar las capacidades de misiles de largo alcance, conocidos como "standoff". Entre las adquisiciones destacadas figura la compra y modernización de misiles superficie-superficie Tipo-12 de producción nacional, con un rango estimado de hasta 1.000 kilómetros, por un valor de 177.000 millones de yenes (1.130 millones de dólares).
Ante el envejecimiento demográfico y las dificultades para reclutar personal, el Gobierno prioriza los sistemas no tripulados. Se asignan 100.000 millones de yenes (640 millones de dólares) al desarrollo del sistema "SHIELD", una red costera integrada por drones aéreos, superficiales y submarinos. Este proyecto, que podría incorporar inicialmente equipos importados de países como Turquía o Israel, se prevé operativo para marzo de 2028.
La aprobación del presupuesto coincide con un deterioro en las relaciones bilaterales entre Tokio y Pekín. En noviembre, la primera ministra Takaichi declaró que un eventual conflicto armado en torno a Taiwán podría implicar a las fuerzas japonesas, al considerarlo una "amenaza existencial para Japón".