La incursión israelí en Líbano deja ya 3.200 muertos

Las autoridades libanesas informan de 3.243 fallecidos confirmados y 14.134 heridos en la ofensiva israelí en curso, con importantes daños en infraestructuras sanitarias y bajas en personal de salud. Mientras tanto, Hezbollah está causando gran desgaste económico y político al Estado de Israel, con especial gravedad en el norte.

Daños causados por ataque israelí en Barja (Líbano) el pasado 6 de noviembre.
Foto: @sallyhayd (X)

El gobierno libanés reportó este lunes un saldo de 3.243 fallecidos y 14.134 heridos tras la ofensiva de las Fuerzas Armadas de Israel (IDF) contra el país. El Ministerio de Sanidad libanés ha informado de que 54 personas murieron y 56 resultaron heridas solo en la jornada del domingo, donde fueron afectadas varias zonas, como el Monte Líbano, el Sur y Nabatiye.

Además, los ataques han dejado importantes daños en el sector sanitario, con casi 250 vehículos de emergencia destruidos y daños en 88 centros de salud y 40 hospitales, además de 191 trabajadores sanitarios fallecidos y 308 heridos.

A pesar de la destrucción que están llevando a cabo las IDF, la milicia chií Hezbollah está llevando a cabo una guerra de desgaste muy costosa para su rival, especialmente en el norte de los territorios ocupados. Esto impone una enorme factura de compensación por los daños, que las autoridades israelíes tienen que pagar a las empresas que operan en el norte de la Palestina ocupada y el Golan sirio ocupado.

Las compañías de las colonias del norte dan fe de “bajos ingresos”: Entre octubre de 2023 y agosto de 2024, el gobierno de Benjamin Netanyahu tuvo que pagar indemnizaciones por el valor de 10 mil millones de dólares por daños indirectos. Al Mayadeen informa que más del 80 por ciento de los propietarios de pequeñas empresas del norte de los territorios ocupados sufrieron una disminución de sus ingresos desde el comienzo de la guerra, y la mitad de ellos decreció en más del 65%. El diario matutino israelí Yedioth Ahronoth reconoce estos números, y asegura que los resultados del conflicto son “preocupantes” y que la mayoría de los dueños esperan no poder continuar con los negocios.