La inflación en Estados Unidos se situó en el 2,6 % durante octubre, conforme a las previsiones de los economistas y superando el 2,4 % registrado en septiembre, según los datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). La inflación subyacente, que excluye algunos de los precios más volátiles como los alimentos y energía, se mantiene estable en un 3.3 % interanual, aunque los precios mensuales subyacentes subieron un 0.3 %, apuntando a presiones inflacionarias persistentes.
El reporte llega mientras la Reserva Federal (Fed) evalúa una posible reducción de su tasa de interés de referencia, que se ubica en un rango objetivo de 4.5 a 4.75% tras dos recortes sucesivos de 0.75 puntos porcentuales. Los funcionarios de la Fed buscan un “punto de equilibrio” que controle la inflación sin frenar el crecimiento, en un intento de lograr un “aterrizaje suave” que evite una recesión. Pero tales equilibrios son difíciles en las economías de mercado, especialmente en medio de turbulencias políticas. A raíz de la elección de Donald Trump, han surgido temores en los mercados sobre un posible repunte inflacionario, impulsando el rendimiento de los bonos del Tesoro, que, tras conocerse el informe, se relajaron ligeramente al aumentar las expectativas de un recorte de tasas para diciembre.
Las cifras de inflación muestran una desaceleración en su ritmo de descenso desde el máximo de más del 9% alcanzado en 2022. Los precios mensuales subieron un 0.3%, con un aumento de 0.4% en el índice relacionado con la vivienda. Powell, presidente de la Fed, indicó recientemente que “espera que la inflación descienda de forma irregular en los próximos años” hasta aproximarse al objetivo del 2%. No obstante, la incertidumbre tras el triunfo de Trump, quien ha prometido cambios en política fiscal y comercial, podría aumentar las presiones inflacionarias y la volatilidad económica en los próximos meses.