Juan Lobato, hasta ahora secretario general del PSOE de Madrid, ha presentado su dimisión tras una intensa crisis interna que estalló a raíz de la publicación de un artículo que lo vinculaba con la filtración de información comprometedora sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso. La noticia reveló que Lobato había registrado ante notario una conversación con Pilar Sánchez Acera, número tres del partido en Madrid, sobre el origen de esa filtración. Esta maniobra desató la desconfianza dentro del PSOE, especialmente por la posibilidad de que el Gobierno de Pedro Sánchez hubiera obtenido esa información a través de la Fiscalía, algo que Lobato negó públicamente. Sin embargo, la polémica dañó gravemente su liderazgo.
A medida que la crisis avanzaba, Lobato intentó defenderse con una maratón de entrevistas en los principales medios de comunicación, lo que solo incrementó la confusión entre sus compañeros de partido. Mientras tanto, dirigentes de Ferraz, incluyendo diputados y líderes regionales, le presionaban para que dimitiera antes de ser citado como testigo por el Tribunal Supremo, una situación sin precedentes para un líder regional del PSOE. Las tensiones aumentaron, y el entorno de Lobato confirmó que ya no contaba con apoyos suficientes para mantenerse en el cargo.
Finalmente, Lobato anunció su renuncia mediante un comunicado a la prensa y a la ejecutiva regional, poniendo fin a su etapa como líder del PSOE madrileño. Su dimisión evitó una posible confrontación con la dirección estatal del partido en el 41º Congreso Federal en Sevilla. La federación madrileña, conocida por sus conflictos internos, acudirá al evento bajo la dirección de una gestora encabezada por Isaura Leal, fiel a Pedro Sánchez. A pesar de su ausencia, el nombre de Lobato seguirá siendo tema de conversación en los círculos del PSOE durante el congreso.