El mercado laboral en el Estado español sigue mostrando cifras que, a pesar de su aparente mejora, ocultan una creciente precariedad. Según los datos publicados este martes por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en noviembre de 2024 se firmaron 119.676 contratos indefinidos, lo que a simple vista se presenta como una señal positiva de la estabilidad laboral. Sin embargo, el 58,27% de estos contratos han sido a tiempo parcial o de tipo fijo discontinuo.
Los contratos fijos discontinuos son aquellos que, aunque se consideran “indefinidos”, solo se activan en determinados períodos del año, generalmente en función de la demanda, lo que los convierte en contratos estacionales con menores garantías de continuidad. Este tipo de contratos subraya una precarización persistente, ya que no ofrecen las mismas condiciones ni estabilidad que los contratos indefinidos a jornada completa, lo que pone en duda la efectividad de las reformas laborales implementadas desde 2021, cuyo objetivo declarado era, precisamente, “reducir la temporalidad y mejorar la seguridad en el empleo”.
A pesar de este dato revelador, las cifras del paro muestran un descenso de 16.036 personas en noviembre, un dato que, aunque aparentemente positivo, se queda muy por debajo de los descensos registrados en años anteriores. Este comportamiento ha sido interpretado por el Gobierno español como “una señal de mejora en el empleo”, pero este descenso es menor si se compara, por ejemplo, con la caída de más de 33.000 parados del mismo mes en 2022. El mercado laboral sigue estando marcado por una elevada estacionalidad, con sectores como la hostelería y los servicios sufriendo grandes pérdidas de empleo, lo que ha afectado negativamente a los registros de afiliación a la Seguridad Social. En total, la afiliación a la Seguridad Social perdió 30.051 cotizantes en noviembre, según los datos del Ministerio.
Por otro lado, a pesar de la caída en la afiliación, el Ministerio de Trabajo ha destacado que las cifras desestacionalizadas siguen siendo “positivas”, con 55 meses consecutivos de crecimiento en términos de empleo. Sin embargo, estos incrementos son relativamente frágiles y no logran tapar la realidad de un empleo precario que sigue siendo la norma, especialmente en sectores vulnerables como la hostelería. Así, aunque las reformas laborales han dado algunos resultados parciales en términos de contratación, la precariedad sigue siendo el rostro visible del mercado laboral del Estado español, donde la “estabilidad real” continúa siendo una promesa incumplida.