La Justicia francesa ha condenado a Dominique Pelicot a 20 años de prisión, la pena máxima, por violar a su esposa, Gisèle Pelicot, y ofrecerla a otros hombres para que abusaran de ella entre 2011 y 2020. Pelicot drogaba a Gisèle con ansiolíticos y contactaba por Internet con desconocidos para que acudieran a su casa en Mazan, un pueblo del suroeste del Estado francés, donde al menos 72 hombres, en su mayoría figuras profesionales de clase media rural francesa, participaron en las agresiones, grabadas por el propio condenado. Gisèle solo tuvo conocimiento de los hechos al ver los vídeos durante su declaración en comisaría.
El juicio, celebrado en Aviñón, se extendió durante 15 semanas desde septiembre hasta el pasado lunes, y la condena se dio a conocer ayer. Además de la condena de Dominique Pelicot, 50 acusados han sido declarados culpables, en su mayoría por violación agravada, aunque las penas impuestas resultaron inferiores a las solicitadas por la Fiscalía. Gisèle, quien solicitó que el proceso fuera a puerta abierta, explicó que buscaba “que la vergüenza cambiase de bando”, un gesto que ha sido ampliamente reconocido como un acto de valentía para visibilizar el abuso sistemático que sufrió.
Los condenados, hombres con edades comprendidas entre 27 y 74 años y de diversos orígenes y profesiones, provenían en su mayoría de localidades cercanas. Este caso, uno de los más atroces en la historia reciente de Francia, ha reavivado el debate sobre la protección de las víctimas de violencia sexual y la necesidad de fortalecer las leyes contra este tipo de delitos. Fuentes judiciales destacan la importancia de este proceso para visibilizar los abusos prolongados y sistemáticos sufridos por Gisèle.