Más de la mitad de los sénior en el Estado español (53%) ofrece apoyo económico a sus familiares o personas cercanas, según el IV Barómetro del Consumidor Sénior de Fundación Mapfre y Ageingnomics. A pesar de que esta cifra ha descendido respecto al 63% registrado en 2022, en 2023 fue superior a la de 2021. Los mayores de entre 61 y 70 años lideran este esfuerzo, ayudando a mitigar los efectos de la subida de precios en sectores clave como la vivienda, la alimentación o el transporte. La inflación y el encarecimiento de productos básicos son percibidos por este grupo como una amenaza persistente.
Aunque la economía de los sénior suele ser más estable que la media de la población general, con un 81,8% propietarios de vivienda y un 55,8% con más de un ingreso en el hogar, muchos temen que su capacidad de ahorro se vea afectada. Actualmente, el 49% logra ahorrar, aunque la mayoría lo hace con un margen modesto del 10% de sus ingresos. Las restricciones presupuestarias afectan áreas esenciales como la salud y la vivienda, donde el 85% considera imposible reducir gastos sin comprometer su calidad de vida. La confianza en el sistema de pensiones se mantiene alta por ahora, aunque la contratación de planes de pensiones privados representan un significativo 24%.
El informe también revela una creciente disposición de los sénior a utilizar su vivienda como recurso financiero, aunque la mayoría se muestra reticente a opciones como compartir vivienda. A medida que crece el envejecimiento, los hogares actuales presentan desafíos de accesibilidad, pero la mayoría prefiere adaptarse antes que mudarse. Esta generación, fundamental en el sustento de sus familias, refleja un importante colchón económico para las generaciones más jóvenes, contribuyendo a mitigar los efectos del aumento del coste de vida en el Estado español.