Un avión comercial con 64 personas a bordo, operado por American Eagle, ha colisionado en el aire con un helicóptero Black Hawk del Ejército estadounidense cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en Washington D.C. El helicóptero transportaba tres militares en un vuelo de instrucción. El impacto, ocurrido a las 20:48 hora local del miércoles, generó una conflagración visible desde tierra y ha provocado la suspensión de todos los vuelos en el aeropuerto. Según fuentes citadas por The Washington Post y CBS, al menos 18 cuerpos han sido recuperados del río Potomac, mientras que la NBC ha informado del rescate con vida de cuatro personas.
Los equipos de rescate enfrentan condiciones adversas debido al frío extremo, con temperaturas bajo cero y bloques de hielo en el agua. John Donnelly, jefe del Servicio de Emergencias de Washington, describe la operación como “compleja y difícil”. La Guardia Costera de EEUU ha desplegado todos sus recursos para apoyar la búsqueda de supervivientes, según informa la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Mientras tanto, el Departamento de Defensa ha abierto una investigación, aunque el FBI ha indicado que “no se trata de un acto criminal”.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha señalado al helicóptero militar como responsable del siniestro, asegurando en Truth Social que el accidente “podría haberse evitado”. En su mensaje, cuestionó el accionar de los pilotos y el control aéreo, afirmando que el avión “estaba en una aproximación rutinaria” cuando el helicóptero se cruzó en su trayectoria. No obstante, la Casa Blanca emitió un comunicado más moderado en el que Trump expresó sus condolencias a las víctimas y agradeció el trabajo de los equipos de rescate.