La Unión Europea ha intensificado sus esfuerzos para modernizar las infraestructuras energéticas, centrando sus esfuerzos en la mejora de las interconexiones eléctricas, especialmente las que unen el Estado español con el resto del continente. El Ten Years Network Development Plan, una estrategia europea a largo plazo, incluye propuestas para ampliar estas interconexiones, vitales para integrar las energías renovables del Estado español en el sistema eléctrico europeo. Según un informe, cada euro invertido en la modernización de la red eléctrica podría generar más de dos euros en ahorros para el sistema hasta 2040. El Periódico de la Energía apunta a que estas mejoras serían clave para reducir la dependencia de fuentes de energía intensivas en carbono.
El Estado español, con su importante capacidad de generación de energía renovable, se perfila como un actor clave para abastecer de energía de nueva generación a Europa, aquellas fuentes de energía que se denominan oficialmente como “limpias y competitivas”. Sin embargo, la implementación de estos proyectos ha avanzado a un ritmo más lento de lo esperado, lo que plantea desafíos para alcanzar los objetivos establecidos por la estrategia europea.
A pesar de los beneficios señalados desde Bruselas, al otro lado de los Pirineos han mostrado resistencia a ampliar las interconexiones eléctricas, limitándose al proyecto del cable submarino del Golfo de Bizkaia. Según un informe de la Comisión de Regulación de la Energía (CRE) francesa, los análisis de costo-beneficio “no justifican nuevas conexiones debido a la congestión en la red y las dificultades logísticas”, lo que ha llevado a la exclusión de dos proyectos clave de la planificación. Esta postura ha generado incertidumbre en el sector energético del Estado español, especialmente en relación con el desarrollo de la generación fotovoltaica, un área en la que, según Bruselas, “el país tiene gran potencial”.