Groenlandia va a celebrar elecciones generales anticipadas este martes, en medio de un debate sobre su futuro político y económico. La isla, territorio autónomo de Dinamarca, ha visto aumentar el apoyo a la independencia, impulsado en parte por el interés mostrado por el expresidente estadounidense Donald Trump en el control de la región.
Aunque las encuestas indican que el 85% de la población groenlandesa rechaza unirse a Estados Unidos, una parte significativa ve en la situación una oportunidad para impulsar un proyecto independentista, que ha sido respaldado por el 84% de los votantes. No obstante, los desafíos económicos y las implicaciones para la calidad de vida son elementos clave en este debate.
Groenlandia, que históricamente ha mantenido lazos con Europa, ha estado luchando por diversificar su economía, que depende principalmente de la pesca y de las subvenciones anuales del gobierno danés. Estas ayudas, que ascienden a alrededor de 560 millones de euros al año, representan una parte significativa de su presupuesto y Producto Interno Bruto (PIB).
Los expertos apuntan a “la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos”, como fortalecer las relaciones con la Unión Europea y los Estados Unidos, que ya operan una base militar en el norte de la isla. Otra opción, según los analistas, sería atraer inversores de “otros países”. Sin embargo, Groenlandia también enfrenta desafíos internos, como una población envejecida, una mano de obra de baja especialización y una infraestructura limitada.
El camino hacia la independencia ha dividido a los políticos locales. El partido Inuit Ataqatigiit, que lidera el gobierno, favorece una independencia gradual, “protegiendo el medio ambiente y los recursos naturales”.
En contraste, algunos partidos de la oposición abogan por un proceso de independencia más rápido, impulsando sectores como la minería, el turismo y la expansión de la pesca, lo que generaría los ingresos necesarios para contrarrestar la pérdida de las ayudas danesas.
En este contexto, las elecciones de 2025 no decidirán directamente la independencia, pero sí influirán en el ritmo y las decisiones que acompañarán a este proceso, especialmente en cuanto a los ajustes económicos.
